miércoles, 7 de mayo de 2008

María de los Dolores

Puestos a acabar con el dolor, describiremos los tipos:
a) dolor somático: nos duele un dedo, el pié... es un dolor continuo, claro, profundo, perfectamente localizado, no suele ser muy intenso, generalmente asociado proporcionalmente a algo (un golpe, una tendinitis...) y cede bien con los antiinflamatorios.
b) visceral: es un dolor vivo, intenso, que nos afecta incluso emocionalmente, muy vivo, no nos deja pensar siquiera. Se localiza muy mal, se irradia a sitios raros, no es proporcional a las lesiones que encontramos, y nos despista completamente. Son los típicos dolores de tripas, en los que seguirá pasando, que la gente se queja del estómago y en realidad es un infarto, o un apendicitis... Y cuando se me quejan de un piño, frecuentemente el dolor proviene de otro, incluso cruzado de arriba abajo, izquierda a derecha... pasa continuamente. Suelen calmarse mejor con el nolotil. Cuando pasan días o semanas, el nervio se muere del todo, se convierte en dolor somático, y se identifica ya claramente el diente, que duele al golpearlo.
c) neurálgico: normalmente se cataloga bien, pero también despista mucho, a veces se llega a esta conclusión después de volvernos locos y no encontrar nada. Hace falta medicación extraña. Las migrañas, jaquecas y demás no los sabemos tampoco catalogar bien, hablan de dolores vasculares, somáticos cerebrales, a veces connotaciones tipo epilepsía... También precisan medicación muy rara, a la que se llega probando cosas hasta que se acierta.

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