miércoles, 18 de agosto de 2021

QUÉ NO TENEMOS QUE HACER PARA MERECER ESO

Evidentemente, Afganistán se vive como el gran fracaso de la (nuestra) civilización. Analicemos las posibles causas. 

a) el verdadero fracaso, es el de ellos. Son corruptos, ladrones, malasangres como el que más. No son muy diferentes unos u otros.

b) Queda feo ser más bruto aún que ellos. El remedio clásico es matar a la mitad (o a todos) y reconstruir con la otra mitad,  lo malo es que no sabemos qué mitad hay que matar.

c) Es un terreno en el que, como de costumbre, el multilateralismo juega sus bazas, cada uno para si: Rusia, China, Irán, nosotros (por supuesto, los buenos somos nosotros) y el fracaso es por lo mismo, porque nos importan algo, no como a los malos, a quienes les importan un carajo, pecamos de exceso de buenismo. Y atención, que hay mas partidas empezadas y estamos en la inopia.



Al hilo, como digo, pongamos nuestras barbas a remojar y pensemos que nuestra obligación es hacer país, comunidad, Europa o lo que sea. No como el inútil ese que lo está troceando y vendiendo con la única misión de seguir mandando y a quien lo único que le importa es él (como ejemplo, valga un botón: es el único presidente de gobierno que no se ha puesto al frente de un equipo de crisis para organizar la precipitada y masiva evacuación de personal; me imagino que lo seguirá desde sus vacaciones, pero las formas hacen también)

Pues eso: es muy, muy importante, concienciar que el esfuerzo, la honestidad, la responsabilidad, la empatía, la colaboración, la generosidad... valores cristianos y de otras muchas religiones, que también quieren cambiarlas por el laicismo estricto (pero para lo que les conviene) otro gran acierto de nuestros políticos que tanto presumen (todos, no conozco ninguno que, realmente, haga país sin demagogia) y si no son capaces de estructurar una moral consistente, que pulan un poco la existente pero no la erradiquen sin sentido, cuando no la abominen dejando el vacío, la Nada.

Vale, terminemos positifos... Tenemos enormes fortalezas que, con suerte, potenciaremos, soy relativamente optimista por el momento. Y con suerte, una lección aprendida: o nos fortalecemos, o se nos comerán, y pronto. Yo ya me la sé y a ello me aplico.