Sin embargo, los más exaltados, o los más interesados, o los más brutos, o los más fanáticos, o los más tontos, o todo junto, han optado por la solución final. Y son capaces de todo, y llega un momento, como ha ocurrido aquí en Vasconia, el odio impregna ya incluso a la unidad familiar y social. Cualquiera que no esté de acuerdo con el pensar colectivo, es un enemigo, y una parte importante de recursos se dedica a luchar por ello.
No digo que no existan causas por las que merezca la pena morir. Vosotros, para mí, sois casi la única. Proporciona un motivo muy importante para vivir. Los extremos se tocan. Pero fuera de ello, y menos hoy en día, conviene recapacitar. Es tan inmensa la vida, las posibilidades de vivir sin problemas, que a falta de ellos nos los inventamos. Y algunos fabrican fanáticos suicidas y escudos humanos para conseguir lo que ya saben que no van a conseguir, pero se dedican a chinchar como puedan.
Y si habéis llegado hasta aquí, será que no lo he hecho tan mal. Lástima que parezca que estoy de parte de unos, pero cuando pintan bastos, no hay más remedio que decantarse. Besos y hasta la próxima paliza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario