Hemos vuelto ya de Cuba. Aparte de mi pequeño incidente con un delfín, mis impresiones son algo pobres. No me parece un destino especialmente recomendable, salvo que por viajero, guste de conocer gentes, en cuyo caso, adelante. Lo mejor de Cuba son, indudablemente, los cubanos, alegres, despreocupados, calmosos... Pequeñas picarescas, idolatría al régimen castrista, consignas propagandísticas en lugar de anuncios (las prefiero) y casas y enseres destartalados por doquier.
Varadero: playas, arena, mar caliente y tranquilo...
La Habana: salvo el casco histórico, sucia y ruidosa.
Museos muchos, cultura bastante, música toda y pachanguera, de la que me gusta (boleros en especial). Comida, regular
La vida: cara, precios como aquí o más. Internet censurados accesos a periódicos extranjeros.
Propaganda comunista: alienta el odio al yankee (hay que ver lo que une un enemigo común). Razón no les falta, pero podrían, sobre todo de 10 años a esta parte, ir pasando del Tío Sam. Los cubanos que lo deseen pueden abandonar la isla sin problemas, pero tampoco se preocupan demasiado. Desde hace unos años el turismo proporciona una buena fuente de divisas, viven pasable, no hay miseria, la integración racial es admirable, la vida explota en cada esquina, y sobre todo, la música.
En resumen: pasable.
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