miércoles, 29 de septiembre de 2010

Guelga

¡Qué voy a decir!. Me ha tocado estar en un bando, por lo que mi criterio es previsible, pero aprovecho para largar un poco al respecto.
¿Que qué me parece ? Pues lo de todos, que allá cada cual con sus actos, pero en mi opinión, estamos contemplando, si no el fin de la socialdemocracia, sí un importante cambio de actitud. La doctrina del talión, que cada palo aguante su vela, se impone.
Y eso. Unos protestan porque se acabó lo que se daba, y los otros les decimos que, de donde no hay, no se puede sacar.
Mientras tanto, me encanta la democracia de los piquetes "informativos". Todo un ejemplo ciudadano.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Halitosis

La otrora calamidad bíblica milenaria que azotaba a la humanidad, causa incluso de nulidad matrimonial, afortunadamente es ya agua pasada en mi cabaña y casi todas las demás. Cierto es que hoy en día hay que oler a algo en la boca, el alerón y la entrepierna, bien impregnado de feromonas por cierto, pero en la cara, lo que mejor huele, ya se sabe que es una sonrisa.
Y además, sienta bien a uno mismo, forma parte de cualquier terapia: ríe, sonríe, aun sin motivo, luego lo demás viene solo.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Piorrea

Ya puestos a decir palabros, lo digo todo. Tarde o temprano, tendrás que vértelas con ella, si vives lo suficiente...
El diente está en la boca (exterior) y la raíz en nuestro interior. Entre medio, la encía que tiene una porción medio suelta, la que ves, y muy en el fondo, un cierre, para que no se nos salga por ahí el alma cucuta. Pero, ¡PERO...! en el fondo del surco (sulcus) a todos se nos ha metido alguna vez una cascarilla de palomita de maíz, que nos ha costado un rato, o dos, sacar. Pues en ese espacio es donde se acumulan los bichos y la placa, sobre los que, si no los removemos con el cepillo, precipita el calcio (Ca(HCO3)2 CaCO3) exactamente igual que en el grifo de la bañera, si no lo limpias, y en el difusor de salida, aunque te vuelvas loco limpiando.
Vale. Ya tienes un cacho pedrusco dentro de la encía, en vez de la cascarilla de maiz. Pues si te clavas un casho de botijo, pues lo mismo. La encía reacciona como a un cuerpo extraño con inflamación, sangrado, fibrosis y retracción: ahí lo tienes todo: los dientes se van pelando poco a poco, y el pus (PIO) fluye (RREA) al exterior y muchos otros factores que me costaría mucho explicar, y por eso ya, cobro, así que por esta vez en el comentario, deja tu número de visa.

(Discreción asegurada).

sábado, 18 de septiembre de 2010

¿A mano o a máquina?

Me requiere mi club de fans sobre cepillos y demás útiles... Pues les cuento.
a) el cepillo: debe ser (¡Ojo!, según S.A.R. Yo) de dureza media, cabeza pequeña, filamentos pretos y terminados más o menos en superficie estrecha, y por supuestísimo, manual. El cepillo eléctrico es un trasto, hay que cargarlo, si se cae se rompe, la pila contamina, cuesta una pasta (y no de dientes) si te lo olvidas no lo venden en cualquier sitio y muy barato, y además consigue una buena limpieza precisamente donde no hace falta, las superficies prominentes, y a costa de descargar mucha energía sobre la superficie del diente, es abrasivo, y provoca retracción de encías y a menudo, sensibilidad. El manual, no, no, no, no, no y no, limpia todo lo bien que queramos, y además, ejercitamos la manita y la habilidad, lo cual estimula la plasticidad neural.
El cepillo eléctrico viene muy bien para cepillar a otro, por ejemplo, ancianos, impedidos, mascotas... Si no tiene remedio, conviene enseñar qué hacer y qué no con él, y yo tengo uno (el mismo, pero le queda poco ya) desde hace 20 años, para cepillar los instrumentos y las prótesis antes del procesado ultrasónico, (y alguna vez, las uñas) y me va de cine.
b) la seda: Es bastante coñazo, y la verdad que hasta bien entrados los 30 no insistimos mucho, pero en cuanto aparece gingivitis moderada, es casi imprescindible. Existen aplicadores en el mercado, pero ninguno funciona bien. Hay que (¡ATENTOS!) pasarla entre los dientes y frotar suavemente el diente de delante y el diente de detrás en la zona del cuello, sin clavarse en la encía pero sí tocándola. Con o sin enhebrador, filamento, cinta o expanding, con cera (resbala mejor por los dientes, pero también por los dedos) y sin cera, todas funcionan.
c) Resto de cacharramen: son instrumentos que deben ser indicados específicamente para cada caso y adiestrar en cuanto a la capacidad y limitaciones del instrumento: penachos, escobillas, interproximales, sulcular...
e) Chorradas mil: raspador de lengua, cepillos con orientaciones o longitudes varias, colorimetría...

martes, 14 de septiembre de 2010

Cepillamen


Evidentemente, y a pesar de los adelantos, el frotar no se va a acabar. Tiene que seguir, entre otras cosas, porque no masticamos cereal crudo, ni combatimos a mordiscos ni seguimos una dieta crudívora natural.
a) Tiernos infantes: hasta los 4-6 años, lo único que hay que hacer es que juegue a cepillarse, y sin pasta. ¡Importantísimo!, eliminar los dulces de su dieta. Piense, querdísima Mamá, que todo aquello que su niño diga ¡mmmm, qué ico, mamiiiii, tero ma! tiene azúcar o edulcorante, fijo. Más información
b) de 6 a 12 años: es importante, como decía, cepillarse bien una vez al día, habiendo recibido al menos una sesión de adiestramiento, y quizá otra vez mal (mi consejo es que no). No suele hacer falta más. (repito: los duuuulceeeeees).
c) de 12 a 20 años: más de lo mismo, pero es importante la regularidad, y que el interfecto haga las cosas espontáneamente, hacerle comprender las ventajas de los hábitos saludables.
Normalmente, hasta los 20 años no se necesita limpieza profesional (un pequeño porcentaje de población la precisa mucho antes) ni desarrolla gingivitis, con tal de que muerdan consistentemente. El deporte y el ejercicio regular ayudan mucho a mantener las encías tersas y sanas.
d) de los 20 a los 25 años, generalmente hacemos una limpieza, y sentamos las bases del cepillado técnico y meticuloso, aunque normalmente no es preciso mucho esfuerzo, y poco a poco, todo el mundo caemos en una limpieza profesional al año. Es muy importante hacerla antes de que aparezcan los signos externos (inflamacion y sangrado).
e) A partir de los 40-60, con un rango muy variable, empieza a ser difícil generalizar. Aquellos predispuestos a la piorrea (siempre intento evitar ese palabro, pero al final lo acabo diciendo) precisan, si no se cuidan ni vienen cuando les toca, algún raspaje profundo, además de empezar a precisar un repaso semestral. Si me hacen caso, conservan bien los piños y vienen cuando deben, es muy raro que pierdan dientes. Pero exigimos una higiene muy buena, y casi todos lo consiguen.
f) a partir de los 60, la cosa se pone difícil, especialmente para aquellos que empiezan a verle las orejas al lobo y se les empiezan a mover los dientes (no para mis queridos pacientes). Pero insisto, puedo afirmar que, con cuidados y apoyo, podemos llegar perfectamente a los 80 años con un razonable número de dientes como para apañarnos,
En fin, que espero seguir teniendo razón después de otros 26 años de currelo. Y la foto es, con mucho, la que más impacto tuvo en la campaña antitabaco que hizo Navarra hace ya unos años.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Pastas

De un tiempo a esta parte me preguntan por pastas de dientes y colutorios, y contesto generalizando:
a) para los que no tienen problemas de caries: todas son buenas, todas tienen tres componentes principales: abrasivo (generalmente silicio) jabón (generalmente laurilsulfato) y flúor. No merece la pena que cambies, pero no te compres nunca la más barata, como de costumbre.
b) para los que sí: suponiendo que sean caries de verdad (no inventadas) y suponiendo que no seas capaz de prescindir de los dulces (con mucho, lo más efectivo, explicado aquí) usa una pasta que lleve poco edulcorante, y en vez de colutorio, con la espuma, te quedas un par de minutos pasándola un poco entre los dientes (que haga ruidillo). Al finalizar, escupe varias veces pero quédate con el regustillo de la pasta por la boca, el flúor permanecerá más tiempo en contacto con el esmalte y lo reforzará, prescindiendo del colutorio.
c) para los que tengan problemas de encías: sobre todo, que mi Mª Angeles te haga un repasillo, que verás lo que es de verdad una limpieza. Y fuera de ello, lo importante es que se olviden de cepillarse los dientes, y que se cepillen en realidad las encías, con las cerdas (ya no son cerdas, pero queda chanchi) ligeramente inclinadas, como queriéndolas introducir en el surco de la encía. Es imprescindible recibir al menos una "clase" de adiestramiento de cepillado, a cargo de una persona entendida.
Y, recomiendo cepillarse una vez al día bien (si hay problemas periodontales tiene que ser muy bien) y otra mal, no más, y si lo haces, lo justo para quedarte a gustín.
Y para finalizar, sin que suponga un dogma, la que uso yo es parodontax, que es algo salada (bicarbonato) pero me gusta.
De ná.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Agricultura vertical

Recogiendo opiniones de selojuronews, leo un artículo bastante bien estructurado, en el que preconiza la producción en edificios en plantas hidropónicas de todo tipo de vegetales, y además, en un entorno plenamente urbano.
La verdad que no creo tarde mucho, aparentemente sólo tiene ventajas. Y si no te gusta, ya sabes, dos platos.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Frases con cita

Y por último, unas citas, cogidas de un pps de esos que circulan tantos
La recompensa de una buena acción es haberla hecho (Séneca)
Mi tejado y mi casa han ardido; ya nada me oculta la luna que brilla (haiku japonés, que me imagino significará lo que tu y yo nos imaginamos)
Sin la amistad, el mundo es un desierto (Francis Bacon)
Cuando iba de aquí para allá, sin ir a ningún sitio, estaba cansado de tí, camino. Ahora que me llevas a todas partes me siento tu enamorado (Rabindranath Tagore)
Un río alcanza su meta cuando ha aprendido a sortear todos sus obstáculos (alguien)
Del mismo modo que no tenemos derecho a consumir riqueza sin producirla, tampoco lo tenemos a consumir felicidad sin generarla (Bernard Shaw).

Y con esto, se acaban las vacaciones intelectuales, y ¡hala!, a producir de nuevo, para que España vaya bien.