
Evidentemente, y a pesar de los adelantos, el frotar no se va a acabar. Tiene que seguir, entre otras cosas, porque no masticamos cereal crudo, ni combatimos a mordiscos ni seguimos una dieta crudívora natural.
a) Tiernos infantes: hasta los 4-6 años, lo único que hay que hacer es que juegue a cepillarse, y sin pasta. ¡Importantísimo!, eliminar los dulces de su dieta. Piense, querdísima Mamá, que todo aquello que su niño diga ¡mmmm, qué ico, mamiiiii, tero ma! tiene azúcar o edulcorante, fijo.
Más informaciónb) de 6 a 12 años: es importante, como decía, cepillarse bien una vez al día, habiendo recibido al menos una sesión de adiestramiento, y quizá otra vez mal (mi consejo es que no). No suele hacer falta más. (repito: los duuuulceeeeees).
c) de 12 a 20 años: más de lo mismo, pero es importante la regularidad, y que el interfecto haga las cosas espontáneamente, hacerle comprender las ventajas de los hábitos saludables.
Normalmente, hasta los 20 años no se necesita limpieza profesional (un pequeño porcentaje de población la precisa mucho antes) ni desarrolla gingivitis, con tal de que muerdan consistentemente. El deporte y el ejercicio regular ayudan mucho a mantener las encías tersas y sanas.
d) de los 20 a los 25 años, generalmente hacemos una limpieza, y sentamos las bases del cepillado técnico y meticuloso, aunque normalmente no es preciso mucho esfuerzo, y poco a poco, todo el mundo caemos en una limpieza profesional al año. Es muy importante hacerla antes de que aparezcan los signos externos (inflamacion y sangrado).
e) A partir de los 40-60, con un rango muy variable, empieza a ser difícil generalizar. Aquellos predispuestos a la piorrea (siempre intento evitar ese palabro, pero al final lo acabo diciendo) precisan, si no se cuidan ni vienen cuando les toca, algún raspaje profundo, además de empezar a precisar un repaso semestral. Si me hacen caso, conservan bien los piños y vienen cuando deben, es muy raro que pierdan dientes. Pero exigimos una higiene muy buena, y casi todos lo consiguen.
f) a partir de los 60, la cosa se pone difícil, especialmente para aquellos que empiezan a verle las orejas al lobo y se les empiezan a mover los dientes (no para mis queridos pacientes). Pero insisto, puedo afirmar que, con cuidados y apoyo, podemos llegar perfectamente a los 80 años con un razonable número de dientes como para apañarnos,
En fin, que espero seguir teniendo razón después de otros 26 años de currelo. Y la foto es, con mucho, la que más impacto tuvo en la campaña antitabaco que hizo Navarra hace ya unos años.