jueves, 12 de agosto de 2010

Leches

A propósito de lo anterior, Me pasan este link, donde se meten con la comida basura, con una cuña (el video) impresionista. Me imagino que ahora toca, junto con las grasas trans y demás aditivos, sacar a colación las repercusiones neurales de la comida, además de las somáticas (bien conocidas) que no abordamos en serio por los fuertes intereses corporativos y, sobre todo, por vagancia y dejadez. Comer cochinadas es rápido y barato, comer decente cuesta esfuerzo y dinero. Como tantas otras cosas, en tu mano está.La comida, y por extensión, todo lo que en kine catalogamos en la esfera "B", es una de las dos formas más intensas (materiales) y con más repercusión en nuestro Yo de interaccionar con nuestro entorno (la otra es más guachi). No materiales tienes tropecientas, con mención especial al arte y al final todas acaban en el autoconocimiento y en el amor.
Tal que ayer mismo, con otra buena moza con todos los síntomas de intoxicación crónica por lácteos (había oído ya varias campanas y conmigo explotó) tuve que defender que algo de leche lo podemos asimilar perfectamente, con tal de que sea de buena calidad y en pequeñas dosis, y que no a todo el mundo le sienta mal, claro.

Cosas de la vida; lo cortés no quita lo valiente.

3 comentarios:

xto dijo...

todo depende del tipo de leche y de donde provenga je je je.

aunque no la tomemos la mala leche a veces interaciona sin querer o no en nuestro entorno

Tordon dijo...

Me ha convencido, Peleguán: Abandonaré la mala vida y la mala leche.
La de los tetrabriks, también.
Slu2

Pele Ón dijo...

El día que podamos explicárnoslo todo lo que ignoramos, afortunadamente, descubriremos nuevas cosas por comprender. Cuando no tengas otra cosa, prueba con la kine, orienta algo.
Suerte.