jueves, 26 de noviembre de 2009

La culpa la tienen el cha-cha-cha y los edulcorantes

Cierto será que cada uno vemos lo que queremos ver. Se demuestra que el efecto acción-recompensa, en los centros del placer, provocados por el dulce, inducen cambios en la arquitectura de respuesta cerebral. Lo que vengo diciendo siempre. No estamos preparados para hacer un montón de cosas, cuya única finalidad es satisfacer al cuerpo. De todo un poco y de nada mucho, que se dice.
Si alguien quiere el artículo completo, que lo pida, que me lo he pirateado a pedeefe.

57 -El cerebro, hoy
El cerebro y la comida Leutwyler Ozelli, K.


La técnica de formación de imágenes cerebrales revela que la adicción alimentaria comparte su origen con el de la drogadicción.
Cada vez hay más indicios de que unos mismos circuitos cerebrales intervienen en la alimentación compulsiva y en el consumo de drogas. Se abre así una nueva perspectiva para el conocimiento y el tratamiento de la obesidad. En esta entrevista, Nora D. Volkow, directora del Instituto Nacional de Drogodependencia (NIDA) de Estados Unidos y pionera del estudio de los mecanismos de la adicción, explica estos recientes descubrimientos.

3 comentarios:

xto dijo...

no siempre vemos lo que queremos ver.
Si reconozco la adiccion al chocolate en epocas de crisis que le dan un subidon a mi cerebro y a mi imaginacion.
con respecto a la obesidad esta claro que el estado animico es el primer vinculo a tratar antes de una dieta, esto no es una novedad pero si alguien se quiere echar flores yo no se las voy a quitar
bs chocolateados......

Tordon dijo...

Ahora entiendo por qué todos los obesos mórbidos son heroinómanos...

Fiebre dijo...

Pues las adicciones son complejas pele-ón.
Que te voy a contar; hablando contigo de estas cosas me siento tan analfabeta como hablando de los gachetyguichet con un informático avezado.

Pero entre las predisposiciones psicológicas y la genética, (que p´a mí que también tiene su parte de culpa en las adicciones) el que é... É.

Y mucha fuerza de voluntad hay que tener, jomío. Tal y como yo lo veo.