domingo, 5 de octubre de 2008

Qué buscamos en las tiendas


Hace poco buscaba un coche de segunda mano, y cuando un vendedor me preguntó lo que quería, me asaltaron a la mente mis órdenes de preferencias:
1º:que me lo casi regalen. Encontrar un sitio donde por excesos de stock, porque se les ha caído un café por encima de un asiento, o estén cerrando por quiebra, me den un coche nuevo al 50% o menos.
2º: duros a cuatro pesetas. Que alguien necesitado tenga urgente necesidad de vender un vehículo a bajo precio, porque su madre paralítica necesita imperiosamente una silla de ruedas o cualquier otra nimiedad por el estilo que a mí me importa un carajo.
3º: Alguien humilde, creyente, que trabaja por amor y servicio, con unas instalaciones que ha conseguido pagar a lo largo de toda su vida, y que duramente y con el esfuerzo de su trabajo saca adelante el negocio y a sus hijos, y que está dispuesto a descuernarse para servirme. Tristemente, es una figura a extinguir, y no por falta de voluntarios, sino por el impacto del meteorito de la globalización. Yo tengo tres o cuatro gremios de estos, y cuando necesito algo de su campo, ni se me ocurre ir a otros, ni preguntar antes de empezar, el presupuesto. Cuando terminan me pasan la factura, y yo la pago sin hacer preguntas y les agradezco sus atenciones.
4º: Un negocio normal y corriente, que tienen sus márgenes razonables, y que trabajan, como yo, por una cantidad razonable, cumplen razonablemente las normativa y leyes, y que están dispuestos a ofrecerme un buen servicio a cambio de un precio razonable. Afortunadamente de éstos hay legión, aunque poco a poco nos los vamos cargando, para entregarles nuestro corazón a los Orcos del Egoísmo.
Porque además, según la tónica capitalista pura degenerada, las cosas valen todo lo que el cliente esté dispuesto a pagarte por ello. Yo siempre pongo el teléfono como ejemplo; para mi trabajo, el servicio que me presta el teléfono es incomparablemente inferior al costo económico, y es una de las facturas que más a gusto pago. Con ello obtengo comunicación física y afectiva especialmente gratificante. Si me exigiesen 10 veces más de dinero, lo usaría menos, pero seguiría siendo una herramienta imprescindible para mi vida.
En general pues, conviene no perder el tiempo e ir directamente a la opción más fiable, y que garantiza que, la próxima vez que precisemos este servicio, encontraremos de nuevo a la persona que nos lo proporcionará, y contenta además de ofrecerlo. No os imaginais lo a gusto que se queda uno entonces. Conviene pensar y expresar, con lenguaje verbal y corporal, nuestro agradecimiento.
Según me ha recordado Tordón(elsubmarinobajoelgrifo.blogspot.com) en la entrada de Auschwitz tenían un lema: "el trabajo os hará libres" (lo puedo transcribir en Teutón, pero no merece la pena). Yo haría otro tipo de consigna, incluso lo pondría en anuncios publicitarios:
"SEA AMABLE. ES ALTAMENTE BENEFICIOSO PARA SU SALUD"

6 comentarios:

Tordon dijo...

Si piensas todo eso para comprarte un coche de segunda mano, no quiero ni imaginarme lo que sería si decidieras comprarte uno nuevo...
Yo,que tú,compraría una moto.
Tordon
PD:Gracias por la publicidad gratuita de mi blog,es todo un detalle

Pele Ón dijo...

No me tientes... ya estuve a punto de comprarme una el año pasado, pero la kine y el ballet me llenan más

Tordon dijo...

...pero la moto consume menos...

Pele Ón dijo...

la moto consume menos combustible y más personas

Tordon dijo...

El ballet- si la partenaire es la Jolie- también es un deporte de riesgo

Pele Ón dijo...

Alto riesgo para ella, supongo.