He estado en San Sebastián este finde en un curso (con un pequeño paréntesis para celebrar Santa Apolonia, nuestra patrona). Me ha sorprendido que hay armonía, no hay tensiones, la gente lleva los perros sueltos habitualmente por la calle, y no se detectan conflictos más que los que los de siempre quieren montar. También es triste que, quemar un contenedor de basura se haya tomado por unos como deporte, y que sea titular de telediario por otros. Posiblemente uno no existiría sin el otro, a ver quién se enroca primero. Hasta los policías sonreían, que ya es decir, cosa que, hasta ahora, sólo había visto en Barcelona.
Creo que posiblemente, como ya tienen lo que quieren (el euskera es lengua oficial a todos los efectos) pues en general la gente se dedica a disfrutar. Ayudaba mucho el cambio climático. Hoy domingo, la gente se bañaba y tomaba el sol en la playa en las horas centrales. Bicis a cientos, no tantas como en BCN, y un carril bici que a veces está, y en esta esquina no cabe y se quita... y unos (peatones) y otros (biciclistas) se mezclan con educación. Casi no hay inmigrantes, y todo el mundo parece contento. Coincidimos en el Kursaal con Zapatero dando un meeting (perdon por el anglicismo, no sé el equivalente o el castellanizado mitin) y tampoco pasó nada especial.
A ver si dura.
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