Publicado en el Diario de Navarra ayer viernes. El que se aburra, qeu lea tan sólo el párrafo de los Reyes Magos que nos toca más cerca.
¡Feliz Vida!
Papa Noel no tuvo siempre la cara de Pedro Solbes, ni Olentzero traía regalos a los niños, y los tres Reyes Magos ni eran tres, ni eran reyes, ni eran magos. Las leyendas se sueltan la melena en Navidad, los mitos van incorporando invenciones que cuelan, y, como la nieve de esta época, van cuajando en el imaginario colectivo.
Santa Claus, Papá Noel, el Viejito Pascuero'(en Chile), Santi Clo (en Cuba)... muchos nombres para un mismo personaje. El inspirador de todos ellos fue un obispo turco, que ya de entrada choca. Se le conoció como Nicolás de Mira o de Bari (era de la primera ciudad pero tras la conquista musulmana se llevaron sus restos a la segunda) y vivió en el siglo IV.
A los 19 años Nicolás ya era sacerdote. Cuenta la leyenda que un paisano suyo tenía tres hijas que no podía casar porque no tenía dote suficiente. A Nicolás le debió de conmover la historia. Y quiso regalar a cada hija casadera una bolsa con monedas de oro. Lo quiso hacer en secreto, y se metió a escondidas por la ventana de la casa. Allí encontró los calcetines de las tres chicas secándose al calor de la chimenea, y se le ocurrió meter ahí la sorpresa. Hoy, millones de personas le imitan en todo el mundo, pero con calcetines limpios y secos.
El caso es que Nicolás era buena persona, a su muerte se le atribuyeron muchos milagros, y pronto se hizo popular en toda Europa. Desde mediados del siglo XIII el día de San Nicolás (murió un 6 de diciembre) se empezó a dar regalos a los niños.
Pero el personaje de la sonora risa iho-ho-ho! (de qué se reirá tanto
a su edad subido a un trineo en pleno diciembre) no nació. en Europa, sino en Estados Unidos. Los holandeses se llevaron consigo la leyenda cuando fundaron Nueva Ámsterdam (hoy Nueva York) en 1621.
El escritor Washington Irving, autor de cuentos como Sleepy Hollow, convirtió en Historia de Nueva York (1809) al Sinter Klaas holandés en Santa Claus. Según snopes.com, web dedicada a tumbar leyendas urbanas, fue Irving quien escribió lo de "volar encima de los árboles en un vagón dejando caer los regalos en las chimeneas para los niños".
A partir de ahí, las aportaciones de más gente fueron cincelando al personaje actual. Clement Clarke . Moore en 1822 le cambió los caballos por renos, y lo hizo rechoncho y alegre. El dibujante Thomas Nast fue puliendo la imagen entre 1863 y 1886 a través de las ilustraciones en la revista Harper's. Y luego, la Coca Cola. La bebida de burbujas quería hacer negocio también en invierno, así que en los años 30 encargó al pintor Habdon Sundblom que remodelara el personaje para hacerlo más humano. Sundblom se inspiró en un vendedor jubilado.Eso sí, el color rojo no lo puso Coca Cola, como se dice. Surgió a finales del XIX como consecuencia del desarrollo de las técnicas de impresión a color.
El personaje saltó al Reino Unido en el XIX, y de allí a Francia, y luego a todo el mundo. Hoy varios países se disputan el supuesto origen del personaje, Finlandia incluso ha montado una casa (www.santaclauslive.com) como un parque temático, donde el sujeto rojiblanco esclaviza a unos duendes sin horario ni derechos laborales. Mientras, su verdadera casa, Turquia, vive ajena a estas disputas. Curiosamente, el Sinter klaas que propició todo llega de España, según la tradición holandesa.
Los Reyes Magos
Mateo el evangelista escribió que unos magos (sin concretar cuántos) de oriente, guiados por una luminosa estrella, llegaron a Belén para adorar al Mesías. Poco más.
¿Quiénes serían? se ha especulado diciendo que podían ser astrólogos babilonios, sacerdotes persas...Lo más probable es que fueran de Babilonia o Persia, y que tardaran varios meses en llegar, sobre todo al ir en camello, que camina a 5 kilómetros por hora.
A partir de ahí, la leyenda empezó a crecer. Se les ha representado como dos, como cuatro, doce o incluso sesenta (como para organizar la cabalgata). El número de magos se fijó en el siglo III en tres, basándose en los tres dones que llevaron a Jesús:oro, incienso y mirra. Los armenios siguen creyendo que fueron doce. .
En un mosaico bizantino del siglo VI, en San Apollinare Nuovo (Rávena) figuran los nombres actuales: Gaspar, Melchor"y Baltasar.
En griego se llaman Appellicon, Amerin y Damascón, y en hebreo, Magalath, Galgalath y Serakin. Tertuliano, para evitar la mala fama de los magos persas, transformó a los magos en "reyes de oriente". Y en el siglo XV el monje Petrus de Natalibus fijó que Melchor tenía 60 años, Gaspar 40 y Baltasar 20.
Éste último se hizo negro en el siglo XVI, como símbolo de que Cristo reinaba en toda la tierra. La leyenda dice que fueron martirizados en el año 70 y los restos fueron llevados a Constantinopla.
Luego, Federico 1 Barbarroja en el siglo XII los trasladó a Colonia (pasando por Milán). La cantidad de peregrinos que atraía el sarcófago propició que en 1248 Colonia empezará a levantar su imponente catedral gótica. Hoy el sarcófago preside el altar de la catedral, y las tres coronas lucen en la parte superior del escudo de la ciudad. No trajeron juguetes a los niños hasta mediados del XIX.
Olentzero
El Olentzero u Olentzaro, por su parte, era un personaje pagano de la mitología vasca relacionado con la naturaleza. Según Caro Baroja y otros investigadores, el nombre viene de época (aro, en euskera) y . de Oleries (celebración anterior a la Navidad). Se cree que Olentzaro designaba a la época del solsticio de invierno y su celebración Con la cristianización, se vinculó al carbonero que vivía en el monte con el nacimiento de Jesús.
Pero ni pipa (el tabaco vino de América mucho después), ni regalos, Olentzero no era un Santa Claus euskaldun. Ni mucho menos. El Olentzero de Larraun e !motz presenta al carbonero como un personaje malvado que entraba' a las casas por las chimeneas no para llevar carbón a los niños traviesos, minucias, sino para cortarles el cuello.
Según cuenta Carlos Clavería, en el valle de Larraun, el Orentxaro tiene tantos ojos como días tiene el año. En la comarca del Bidasoa tiene más oídos que ojos.
Lesaka y Oiartzun (Guipúzcoa) se disputan el origen de la leyenda. En esa zona surgió. En Pamplona, la primera "caravana-religioso-festiva-vasco-navarra del Olentzero" salió a la calle en 1956, basado en el Olentzero de Lesaka.
Santa Claus, Papá Noel, el Viejito Pascuero'(en Chile), Santi Clo (en Cuba)... muchos nombres para un mismo personaje. El inspirador de todos ellos fue un obispo turco, que ya de entrada choca. Se le conoció como Nicolás de Mira o de Bari (era de la primera ciudad pero tras la conquista musulmana se llevaron sus restos a la segunda) y vivió en el siglo IV.
A los 19 años Nicolás ya era sacerdote. Cuenta la leyenda que un paisano suyo tenía tres hijas que no podía casar porque no tenía dote suficiente. A Nicolás le debió de conmover la historia. Y quiso regalar a cada hija casadera una bolsa con monedas de oro. Lo quiso hacer en secreto, y se metió a escondidas por la ventana de la casa. Allí encontró los calcetines de las tres chicas secándose al calor de la chimenea, y se le ocurrió meter ahí la sorpresa. Hoy, millones de personas le imitan en todo el mundo, pero con calcetines limpios y secos.
El caso es que Nicolás era buena persona, a su muerte se le atribuyeron muchos milagros, y pronto se hizo popular en toda Europa. Desde mediados del siglo XIII el día de San Nicolás (murió un 6 de diciembre) se empezó a dar regalos a los niños.
Pero el personaje de la sonora risa iho-ho-ho! (de qué se reirá tanto
a su edad subido a un trineo en pleno diciembre) no nació. en Europa, sino en Estados Unidos. Los holandeses se llevaron consigo la leyenda cuando fundaron Nueva Ámsterdam (hoy Nueva York) en 1621.
El escritor Washington Irving, autor de cuentos como Sleepy Hollow, convirtió en Historia de Nueva York (1809) al Sinter Klaas holandés en Santa Claus. Según snopes.com, web dedicada a tumbar leyendas urbanas, fue Irving quien escribió lo de "volar encima de los árboles en un vagón dejando caer los regalos en las chimeneas para los niños".
A partir de ahí, las aportaciones de más gente fueron cincelando al personaje actual. Clement Clarke . Moore en 1822 le cambió los caballos por renos, y lo hizo rechoncho y alegre. El dibujante Thomas Nast fue puliendo la imagen entre 1863 y 1886 a través de las ilustraciones en la revista Harper's. Y luego, la Coca Cola. La bebida de burbujas quería hacer negocio también en invierno, así que en los años 30 encargó al pintor Habdon Sundblom que remodelara el personaje para hacerlo más humano. Sundblom se inspiró en un vendedor jubilado.Eso sí, el color rojo no lo puso Coca Cola, como se dice. Surgió a finales del XIX como consecuencia del desarrollo de las técnicas de impresión a color.
El personaje saltó al Reino Unido en el XIX, y de allí a Francia, y luego a todo el mundo. Hoy varios países se disputan el supuesto origen del personaje, Finlandia incluso ha montado una casa (www.santaclauslive.com) como un parque temático, donde el sujeto rojiblanco esclaviza a unos duendes sin horario ni derechos laborales. Mientras, su verdadera casa, Turquia, vive ajena a estas disputas. Curiosamente, el Sinter klaas que propició todo llega de España, según la tradición holandesa.
Los Reyes Magos
Mateo el evangelista escribió que unos magos (sin concretar cuántos) de oriente, guiados por una luminosa estrella, llegaron a Belén para adorar al Mesías. Poco más.
¿Quiénes serían? se ha especulado diciendo que podían ser astrólogos babilonios, sacerdotes persas...Lo más probable es que fueran de Babilonia o Persia, y que tardaran varios meses en llegar, sobre todo al ir en camello, que camina a 5 kilómetros por hora.
A partir de ahí, la leyenda empezó a crecer. Se les ha representado como dos, como cuatro, doce o incluso sesenta (como para organizar la cabalgata). El número de magos se fijó en el siglo III en tres, basándose en los tres dones que llevaron a Jesús:oro, incienso y mirra. Los armenios siguen creyendo que fueron doce. .
En un mosaico bizantino del siglo VI, en San Apollinare Nuovo (Rávena) figuran los nombres actuales: Gaspar, Melchor"y Baltasar.
En griego se llaman Appellicon, Amerin y Damascón, y en hebreo, Magalath, Galgalath y Serakin. Tertuliano, para evitar la mala fama de los magos persas, transformó a los magos en "reyes de oriente". Y en el siglo XV el monje Petrus de Natalibus fijó que Melchor tenía 60 años, Gaspar 40 y Baltasar 20.
Éste último se hizo negro en el siglo XVI, como símbolo de que Cristo reinaba en toda la tierra. La leyenda dice que fueron martirizados en el año 70 y los restos fueron llevados a Constantinopla.
Luego, Federico 1 Barbarroja en el siglo XII los trasladó a Colonia (pasando por Milán). La cantidad de peregrinos que atraía el sarcófago propició que en 1248 Colonia empezará a levantar su imponente catedral gótica. Hoy el sarcófago preside el altar de la catedral, y las tres coronas lucen en la parte superior del escudo de la ciudad. No trajeron juguetes a los niños hasta mediados del XIX.
Olentzero
El Olentzero u Olentzaro, por su parte, era un personaje pagano de la mitología vasca relacionado con la naturaleza. Según Caro Baroja y otros investigadores, el nombre viene de época (aro, en euskera) y . de Oleries (celebración anterior a la Navidad). Se cree que Olentzaro designaba a la época del solsticio de invierno y su celebración Con la cristianización, se vinculó al carbonero que vivía en el monte con el nacimiento de Jesús.
Pero ni pipa (el tabaco vino de América mucho después), ni regalos, Olentzero no era un Santa Claus euskaldun. Ni mucho menos. El Olentzero de Larraun e !motz presenta al carbonero como un personaje malvado que entraba' a las casas por las chimeneas no para llevar carbón a los niños traviesos, minucias, sino para cortarles el cuello.
Según cuenta Carlos Clavería, en el valle de Larraun, el Orentxaro tiene tantos ojos como días tiene el año. En la comarca del Bidasoa tiene más oídos que ojos.
Lesaka y Oiartzun (Guipúzcoa) se disputan el origen de la leyenda. En esa zona surgió. En Pamplona, la primera "caravana-religioso-festiva-vasco-navarra del Olentzero" salió a la calle en 1956, basado en el Olentzero de Lesaka.
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