De nuevo, tropiezo con la administración. Intento salir del embrollo (parece será sencillo, me dice la interfecta, pero me sirve para el mosqueo de hoy) de que una empresa a la que compré unas vitaminas durante un congreso, que han sido retiradas del mercado por una tontería, (aunque el estudio chivato de la Universidad de Murcia tiene pinta de haber sido financiado por la competencia...) me ha declarado como distribuidor.
MASH: En otro lío de esos quijotescos que me busco, la plataforma pro ley MTCI, lo mismo. Gastamos enormes recursos, tiempo y esfuerzos en intentar que las firmas digitales cumpliesen los requisitos exigidos por la secretaría del Congreso de los Diputados, y todo absolutamente inútil e inoperativo, todo absurdamente perdido.
MASH: Pos... eso. Ya lo dije en plena pandemia. Tenemos un enorme, gigantesco cuerpo de funcionarios (que este gobierno se ha encargado de aumentar considerablemente) se supone que en su momento los mejores (enchufados aparte) cuyo máximo interés es el suyo propio, no de los administrados a quienes se deben. Viven en su mundo, ajeno a los problemas de los demás. Tienen tanto pánico a tomar decisiones, a pensar que en algún momento puede salir algo mal (como a todos), tienen una mentalidad tan exageradamente protocolizada, que son incapaces de adaptarse a nada y tomar decisiones que no estén previamente tomadas y escritas en algún sitio, y a menudo, por políticos aislados de la realidad, aunque se basen en criterios técnicos correctos.
Y MASH: Hace 2 años, traté con dos funcionarios del ayuntamiento de aquí (uno, el concejal de barrio) porque quité el hinchador de bicicletas de mi fachada (que me rayaban las bicis a todas horas) y quería ponerlo en la calle, enfrente (tó pagao, por supuesto) al lado de la acera, en la que, casualmente además, discurre un carril bici, y hay una parrilla para aparcar bicicletas. Pues tras innumerables gestiones, dos de ellas presenciales en mi fachada, desoyendo cualquier consideración lógica, práctica, sensata, ética y beneficiosa para cualquier bicicletero, me despedí del proyecto y de ellos con la coletilla final "...lamento que su inteligencia se vea limitada a las ordenanzas municipales" (como veis, no me corto, puedo remitiros el mail... no necesito mucho trapo para embestir cuando me topo con absurdos). Al final, me he cambiado de local, y desde Junio lo tengo en la nueva fachada (convenientemente preparada para soportar incívicos chavales que apoyan y rascan sus herrajes y sus cuernos) un nuevo hinchador, para disfrute del personal.
Podría hablar también de cómo nos quitan la tierra bajo los pies en el mundo en tantos y tantos frentes, porque somos inmaculados virginales y puristas que ponemos multas a las empresas que sobornan a ministros de países africanos, cuando los que yo me se matan directamente a los que no les dan los permisos de explotación oportunos.
Tiempos difíciles hacen personas fuertes. Personas fuertes hacen sociedades fuertes. Sociedades fuertes hacen personas débiles. Personas débiles hacen tiempos difíciles (no quiera decir volver al feudalismo, pero sí que lo de "por la puta jeta" tiene un límite, que los socialpodemitas en especial sobrepasan largamente; y soy un firme defensor de la redistribución de la riqueza).
Cuando un ciudadano tiene un problema con una empresa, la empresa tiene un problema. Cuando un ciudadano tiene un problema con la administración, el ciudadano tiene dos problemas (Pelemediano)
Pues eso, a tí, cacho mamón, mamona o mamone, ponte las pilas y empieza a empujar que hacemos falta muchos para eso, y fuertes, que pensar que no tiene remedio es lo último. Y recuerda, que hay dos maneras: trabajando tu, que algo harás, y haciendo que los demás trabajen como deben, que harán mucho. No te calles lo que creas injusto o inadecuado.