Recordamos aún cuando se sacó de la manga, para arreglar el problema catalán, que sentenció que "había que modificar la constitución". Se convirtió en un slogan reiterativo, propagado por bases y capiteles hasta la saciedad. Los constitucionalistas y los enterados, al principio se callaron por no secundar las estupideces, pero como le dijo el Rajoy varias veces, ¡por favor!, diga usted qué, porqué, y qué quiere poner en su lugar, qué quiere cambiar. Callada por respuesta, nunca jamás lo ha dicho.
Ahora, lo mismo. No apoyarán a Guindos para el puesto europeo, y en su lugar, dicen que quieren que se ponga a una mujer. Vale, pues yo quiero que se ponga a un calvo, que pese 87'5kg y con 107 de cintura. ¿Me quiere usted decir nombres, méritos, opciones...?
No, claro, eso es sensatez y ya se sabe que estos se sacan los votos de las tripas.
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