Hoy sale en el DdN un artículo denso, de un corresponsal que acierta prácticamente siempre, desvelando los entresijos del fenómeno. Y como suele ser en esos mundos de Dios, entre unos y otros se reparten el pastel. Merece la pena leerlo, de verdad.
Y rezar un poquito a cualquier Dios o a cualquier político (menos al coletas y compañía, claro) para que nos guarde de esos dioses y esos políticos.
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