La liberté es una cosa, en eso discutiremos siempre y es difícil concretar por su intangibiliad, pero en cuanto empezamos con la igualité, y sobre en su vertiente pecuniaria, la cosa se complica, porque la fórmula más votada (curiosidades de la democracia) es quitarle la pasta o recursos a los que tienen (osea, pocos) y dársela a los que no (osea, muchos). Y no digo que no, pero en este caso, el concepto justicia no es equivalente a número de votos.
Y es otro de los grandes retos futuros, la equidad, porque las masas, unas veces con cierta razón y otras muchas con poca, se enardecen y, como buenas masas, echan la culpa a los demás de sus problemas.
Y además, en su mayor parte, los que tienen pasta se la gastan en crear riqueza. De vez en cuando, en vicios, claro, pero porcentualmente poco, algo residual.
Y si ya tenemos problemas con la financiación autonómica, imagínate la global.
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