jueves, 13 de agosto de 2015

EQUILIBRIOS DEL SER

Le he escrito a un compa para decirle lo que hago. En estas artes no académicas, me suelen mandar gente para echarles unas bendiciones, yo que tengo carnet. Y como a menudo no me comprenden, ni enfermos ni sanadores, pues para que vengan avisaos
1º: si me vienen catalogados, con el simple encargo de mirarles los piños, pues eso, ahí me quedo. Generalmente prefiero no escuchar los síndromes diagnosticados, no me sirve, yo a lo mío.
2º: si me vienen sin encajar en ningún cuadro definido, pues depende: 
2-a: los que vienen por, para y sólamente quieren kine, sin pensar en nada más... a temblar. Suelen ser integristas, que han probado un montón de cosas y ninguna les funciona. ¡lagarto, lagarto!. Afortunadamente, suelen irse, no encajo en sus esquemas
2-b): los que están dispuestos a escuchar y no vienen requemados de otras terapias y/o terapeutas, que a menudo no lo son (terapias y terapeutas, Gaceta Dental).


Sea cual sea, procedo:
   - Les escucho, rebato las tonterías gordas en el momento, y dejo margen para las pequeñas. Aquí los extremistas ya se caen, no les doy la razón en todo como hacen muchos.
   - Les miro los piños, les hago una exploración normal como a todo el mundo y les doy explicaciones racionales a lo que veo y les digo que todo lo energético va detrás.
   - Hago un equilibrado general, atendiendo sobre todo a la eliminación de los factores que han desembocado en la patología que presentan. En las caries, control de dieta, en la piorrea, control de higiene. Y sin que se den mucha cuenta, empiezo a estudiar su holón.
   - Elimino focos infecciosos o irritativos. Me callo por el momento interferencias kinesiológicas (metales, pernos, endodoncias dudosas, dientes neurológicos, bloqueos estructurales...).
   -  repongo la anatomía y la función, con flexibilidad y armonía.


(continuará)

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