Inyectando en el globo ocular de machos un virus portador de una secuencia de ADN, que se acopla al genoma celular, se ha conseguido que las neuronas retinianas produzcan dicha proteína (¡en monos ya adultos!) recuperando la visión cromática completa, que persiste al menos 4 años después del experimento.
Esto abre la puerta grande de las terapias génicas. Me imagino que, de aquí a poco (osea, bastante) maricón el último.
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