Cuando empecé a trabajar, el panorama era el siguiente:
- eeuu: el 75% del tiempo de trabajo de un dentista era quitar empastes de plata y volverlos a poner. Fué un fenómeno relativamente puntual, se puso de moda que, cada 5 años, te cambiaban todos los empastes, por posibles caries marginales o recurrentes.
- Inglan y franchulandia, y algo en germania: si aquí nos quejamos de sobretratamiento ahora, allí lo bordaban hace 30 años. Las bocas de los que venían, empezaba con una amalgama en mesial del 4 y terminaba en distal de 7 (los 8s se los habían pulido, y si podían, con cirugía, que se paga mejor). El motivo: el pago estatalizado mediante reembolso por acto médico y unos precios de risa.
- por aquí, en la Una, Grande y Libre: los empastes costaban algo más, pero la calidad del profesional medio era muy buena. El que quería cuidarse se cuidaba, y además bien, aunque lamentablemente, el status socioeconómico era el que era. Mi debut, en un ambulatorio de barrio muy (pero muy) obrero de Madrid, durante mi primer verano, era extraer entre 50 y 200 muelas diarias (durante 15 días, acumulé 4 cupos). Como ves, te habla un P.H.D. en Sacamuelas.
Muchas de esas extracciones estaban prescritas por su protésico, y claro, no podía discutirles.
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