No sólo el estado, sino la propia sociedad (en todo el mundo) se vuelve laica. No sólo eso, promueve el laicismo activo, esto es, arrancar de todas las instituciones cualquier atisbo de religión y moral y sustituirlas por jurisprudencia, normas escritas.
Ya me has oído otras veces (lo suficiente para cansarte ya) el sentimiento religioso, escatológico y trascendente está inscrito en nuestra conciencia, y cualquier intento de negarlo es absurdo. Una institución laica es siempre coja; sus actividades derivan hacia el uso y disfrute de los bienes terrenales lo que, inevitablemente (exagero un poco, claro) acaba en saqueo incontrolado.
Pues, sin el apoyo de la religión (si no te gustan las que hay, acomódate una a tu gusto) es prácticamente imposible reducir el nivel de consumo enfermizo que, hoy por hoy, idolatramos.
Voy a ir encargando unas misas, creo que Judas sólo no va a poder con esto.
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