Me embarco, empresarialmente, en un nuevo y, a mi nivel, gran proyecto (por no decir que en dos proyectos). En vez de montar una pitada o albardada contra todo lo que se mueve, me mojo y a por todas. En vez de llamarle a mi prima, la del rescate, me lanzo al abordaje a rescatar yo.
San Judas será el primer paciente, ya me lleva llamando una temporada que le molestan los piños...
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