Tras la reciente concentración de cincuentunos, procedo a transcribir las crónicas:
- éxito de participación: estuvimos todos los que estábamos.
- éxito gastronómico: visita cultural a un pago (bodega) y cumplidos manjares del Tubal, exquisiteces ribereñas con pañuelico rojo.
- hotelito con encanto y encantado. La dueña nos arrastró dos horas a enseñarnos por el pueblo y a rondar a su Mamá. Degustaciones dignas del César.
- parche boda mediodía. Nos tuvimos que escapar de las animadas animadoras, que nos arrancaban las cintas a mordiscos.
- ronda al círculo taurino: unos calés, espontáneos guitarreros, nos amenizaron con un espontáneo concierto de flamenco sentido: épico.
- parche ronda musical: las dos corales de Tafalla, y todas las agrupaciones de viento, celebrando Santa Cecilia: nos arrastró la marea, cantaron mucho más que nosotros (y mejor, que ya es difícil). A la salida, los 120, bajando por las escaleras, entonaron varias melodías, y al final, todos a coro, el "Maitechu", estando yo sentado en la banqueta del piano, con el pianista y todos cantando para mí a nosecuantas voces y arpegios. Se me escapó alguna lagrimita.
Como de costumbre, algún impresentable dió la nota. Menos mal que la canallesca fué convenientemente silenciada.