Enardecido, a mi vuelta parisina, de historia europea, milenariamente repleta de batallas, justas y gestas entre unos, otros y todos, cuando no cruzadas (a veces por justicia de verdad, a veces como negocio, a veces por entretenerse...) y empapado del museo militar des invalides, he decidido empezar yo una. Como los "sans coulottes" de la comuna de Paris, los picoletos de La Línea (ya he escrito otras veces sobre esos
piratas gibraltareños) y otros muchos, unos conocidos y otros anónimos.
¡Caerán cabezas!
3 comentarios:
Me asusta su tono belicoso, admirado Contramaestre.
¿No sería más aconsejable hacer el amor en vez de la guerra?.
Bueno,tiene razón, tampoco hay tanta diferencia .
Salu2
Haremos el amor con la guerra, es una forma de terapia colectiva que estoy experimentando. Duele un poco, eso sí, pero luego alivia.
Ponga en submarino en defcon 3, ya le iré avisando.
Quieres guerra: ¡la habrá!. Siempre me han ido los retos...y acostumbro a ganarlos mucho más ahora que tengo ejército. LLevo tiempo armándome y la batalla será dura. No cuentes con tu factor sorpresa...es más que previsible.
Publicar un comentario