El asesino: Pelemediano. Motivo: su primer sueldo. El móvil, vengarse de venir a buscarla la última etapa del Via Crucis Javeriano. El arma: un puñado de dólares. Lugar del crimen: Decathlon. A CSI no se lo ponen nunca tan fácil.
De poco le han servido los años de cariñoso transporte escolar, de Javieradas terminadas a éxito, de visitas turísticas por las murallas, de lazarilla en los fosos... Para nada cuenta ser casi única en su género en España (se vendieron 3 unidades en el mercado de esclavas). Atrás ha quedado el baile nocturno en la pérgola del Colegio, la ronda con la guitarra...
Y para colmo, una última humillación, lo que nunca hubiera pensado, ¡SODOMIZADA POR UNA ASIÁTICA INFIEL!. Atada, encadenada a una reja, mojada, trasudada de lágrimas de lluvia y de dolor, físico y, sobre todo, emocional, indefensa y callada. No pensó en resistirse, tan sólo en olvidarlo. Quizá Montxo haga una película, pensó con un velado gemido.
Sabía que las alforjas, timbre y sillín (king size) serían para su jóven rival. Una mentirijilla piadosa ablandaría a la Comisión de Transplantes (intervivas es algo más complicado) y pasó por su mente, por un momento oscura como un túnel, el Fiat 1, el Ibiza, el R25, el R11... Un 127 y un 850 verdes parecieron flotar sobre ella un instante, pero me fué imposible captar su espíritu ectoplásmico, que mis ojos contemplaban a través de una esmerilada escarcha que caramelizaba un vaho lacrimoso.
Descanse sin paz, siempre rodando por las praderas del Gran Manitou.
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