viernes, 21 de enero de 2011

Fruslerías

Aprovecho tomarme un pequeño descanso creador, y asumiré momentáneamente la función de copista amanuense escriba transcriptor o piratilla. Mestoy leyendo uno de los regalos navideños, "las culturas fracasadas" de Marina, autor especialmente culto y que además, afortunadamente, entiendo.
Pero, como no tengo remedio, seguro que se escapa algún comentario respecto a, según el autor, los problemas absolutamente básicos que debe resolver cualquier cultura para dar satisfacción a sus miembros, osea, a mi. Para colmo de vagancia, lo he pillado todo con el OCR (óptical reconociencing of characteres) osea que se se cuela alguna errata, os vais al maestro armero.
Empezamos por el principio, la más gorda:

1º: El valor de la vida humana y la regulación del homicidio. ¿Tienen el mismo valor todas las vidas? ¿O la vida de las mujeres, los niños, los enfermos, los esclavos son menos valiosas que la vida de los varones, adultos, sanos, hombres libres? Reconocer el mismo valor a todas las vidas humanas ha exigido un larguísimo proceso, porque no era obvia esa equivalencia. La vida de un hombre sano no es igual a la de un anciano enfermo que no puede trabajar. La vida del héroe no puede ser igual que la de un cobarde. El pensamiento tribal es anterior al global, y, como veremos, se resiste a desaparecer. En este momento, el debate sobre el aborto o la eutanasia es una concreción de este problema universal (se le olvida la eugenesia, que hasta hace unos años se hacía al natural, los guapos con las guapas y los feos con las feas, pero lo que viene...)

1 comentario:

xto dijo...

esta claro que la vida que mas vale es la propia y dependiendo del momento o de la forma de ser de cada uno sera mas egoista o mas generosa ante la pregunta de que vida vale mas? comparar dos vidas ajenas es totalmente inviable.