viernes, 1 de octubre de 2010

¡AY!

Pues repasemos el dolor de piños, que también afortunadamente cada vez escasea más, si nos hacen caso.
1º: No sé si tengo algo por aquí... suele ser el primer síntoma de una carie gorda que empieza a llegar al nervio. Asegúrate, más vale prevenir, no te digo que acertemos siempre, pero casi.
2º: ¡Tengo algo por aquí...! suele ser un aviso más rotundo, uno o dos meses después del primer clarín. Normalmente, el nervio está ya en juego.
3º: ¡Hostia!... Aquí ya no hay ninguna duda. En sus primeras fases, el dolor es momentáneo, dura unos segundos. Suele demorarse unas semanas al aviso 2º. Cuando es por caries, y no simple sensibilidad, el nervio normalmente tiene ya el ataud en marcha. Y si el dolor ha durado horas, normalmente ni intento salvarlo, entro directamente con el estoque a descabello.
4º: ¡Seré burro...! Este es ya el paciente que nos llama, si no desde las 7 de la mañana, sí a las 9 y un minuto, y nos cuenta detalles y otros cuentos para que le atendamos cuanto antes. A veces se presenta directamente en la consulta, pero normalmente, el dolor suele despertar al burro este (si es por descuido y ya le han pitado avisos) entre dos y cuatro horas después de acostarse, no cede con nada (salvo levantarse, dormirse en el sofá con un algodoncito con ginebra o espirituoso al gusto en el agujero) y para el alba ya se le ha pasado.
Los dentistas entonces nos ponemos muy contentos, porque lo que se podía haber arreglado con un emplaste de nada, triplica el presupuesto, y si es con funda, a veces lo decuplica, depende.
5º: En superando este record de burrez, puede estabilizarse, induciendo una infección crónica que normalmente con el tiempo acaba doliendo, o provocar infección aguda, inflamando la cara y dejándote mal temple, y le tienes que llamar al jefe para decirle que coges la baja, a ver si con suerte se lo cree.

4 comentarios:

Tordon dijo...

Estimado Peleón:
Permítame felicitarle por su amena descripción de un problema peliagudo.

Y sí, ya sé que suena fatal, pero ustedes, los dentistas, son los únicos animales que comen con los dientes ajenos.

Aunque sin ustedes,hemos de reconocerlo, el mundo sería mucho más doloroso.

Salu2

Pele Ón dijo...

Siempre tan ocurrente, querido submarinista.
Existimos, cierto, por intervención divina. De vez en cuando hago exvotos a la Virgen de la Golosina, para que las siga repartiendo generosamente.
Pero también nos encomendamos al Averno, y luchamos cual Orcos para que la gente no enferme, son bajas pasiones no controladas.
Un abraciño.

Mery Jane dijo...

Puff!En buen momento hablas sobre eso...

¿Y cuándo no es dolor?¿cuándo es sensibilidad a todo y molestias al masticar?En mi caso, resulta que tengo el diente fracturado, una muela, y para poder endodonciármelo tienen que hacerlo en dos veces por la anatomía rarísima del diente y su gran sensibilidad.
La primera parte está hecha, pero el viernes salí con media cara tonta de la cantidad de anestesia que me han tenido que poner...me cagun to!!...tengo una inflamación...!!

Supongo que esto va con paciencia no?

Pele Ón dijo...

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