Estereotipos I

Periódicamente surgen temas manidos, que los media se encargan de ir dosificando lentamente y de mantener la atención, culebreando, con el único fin de, como todos, que compremos el producto. Entre ellos, puedo citar (así, sin discurrir mucho).
Curas pederastas y/o gays: Los ha habido siempre; por motivos diversos, los hábitos siempre han sido una salida natural a estas tendencias, algo mayor que en otros ámbitos. Que tenga más morbo, que el Papa tenga a veces poco don de oportunidad o que viva un poco alejado de la malicia social, o que en cuanto vemos que hay un cura de por medio compramos más periódicos que si es un dentista, pues también.
Más de sexo: Que Polansky haya tenido un ratico con una menor de 13 años hace tropecientos años (habría que ver quién es más condenable) que si uno se lía con su suegro/a, abuelo/a, tríos/cuartetos, intercambios... El sexo ha sido siempre una norma social muy rígida, que ahora, como tantas otras, está sujeto a profunda revisión. Y eso que todavía está por descubrir el bestialismo y otras variantes hoy ocultas; es cuestión de tiempo que nos sorprendan.
Corrupción: Respecto al dinero y al poder, todos somos humanos. Que afecte un poco más a los que mandan o lo tengan algo más a su alcance cuando la tentación pasa cerquita. En todo caso, los casos de corrupción, aunque se nos presentan como claros y diáfanos, no es tal, sino que es un continium, desde el trapicheo menor que hacemos todos los que podemos hasta los grandes pufos tipo Mario Conde o Roldán; y de los que no nos hemos enterado también.
Apunte personal: lo mejor que nos puede pasar a todos, es que Hacienda se ponga las pilas y controle todo más, que ahora es más fácil, y viviremos mucho más tranquilos. Si no, proliferarán las mafias.
La sanidad, la educación, las desgravaciones fiscales, las prestaciones sociales...: Partieron, en su momento como un mecanismo compensatorio, en forma de cajas solidarias. Pero hoy, el concepto al que se tiende es al de capitalización personal, privativo, y para disfrutarlo a conveniencia. De todas ellas, probablemente la sanidad es la más delicada. Lleva demasiado tiempo renqueando, y el enfermo a estas alturas está grave. Para bien y para mal, sus principales problemas son financieros y es más fácil entenderse. La educación tiene también otros problemas, pero son más complicados aún de resolver, con mayores implicaciones sociales. Y como siempre, lo único importante para cultivar el morbo es resaltar los defectos como negligencias o errores dolosos.

(continuará)