Yo todavía manejo el Outlook, lo cual quiere decir que mis mensajes residen en mi "C", pero de aquí a nada, viviremos inmersos en la web (recibiremos una descarga eléctrica en el colon transverso si nos aventuramos a una zona sin cobertura) e incluso nuestra agenda estará on line, y la rescataremos desde, creo, el móvil, que nos avisará de todo: de la cita con el dentista (que nos habrá buscado automáticamente el cacharro ese) de que hemos llegado a la estación de metro que queremos (que se nos ha olvidado cómo se llama, ni de qué linea es, y nos despertará si nos hemos dormido) o que justo un poco a la izquierda de donde estamos pasando nos ofrecen una oferta del chocolate ese que nos pirra, o de que en la camisería donde estuvimos el mes pasado tienen 2x1 y de los colores que nos gustan, o que nos autodirige, sin saber dónde está, a Casa Pascuala, que nunca nos enteraremos que es justo detrás de Pepita Pérez (el cacharro ese lo sabe, pero nosotros no).
Los operadores de logística, los distribuidores, los encargados del almacén y de tiendas (esto no es un futurible, es hoy y ya) ya no sáben qué hacen, ni qué tienen que pòner en qué estantería, ni a dónde mandan las cosas... un cacharro a pilas les dice lo que tienen que hacer, cómo y cuándo. En las taquillas de tren, del cine, del teatro, en las cajas del super... el que nos atiende no sabe lo que ocurre, salvo que le salga en la pantalla, no existe la realidad fuera de ella, no sabe discurrir soluciones alternativas, no sabe la mecánica de proceso de lo que hace... Son los nuevos analfabetos, destinados a ser transformados en galletas cuando ya no sirvan.
Y si además, usamos la tarjeta Travel o similar, saben qué día tengo la regla, si uso papel higiénico de El Elefante, si viajo, cuándo y por dónde, qué cosas compro, cuándo, a qué hora, en qué establecimientos...
O si acudo a la Manifestación a favor de lechugas, o qué periódico leo, o exactamente qué noticias, y cuánto rato les dedico, o si mi hija está ahora mismo en la disco o estudiando, o incluso si está de pié o tumbada...
En fin, que la cabeza no nos servirá para nada. Y precisamente desde la Nada, habremos alcanzado las más altas cotas de la Miseria. (adivina quién lo dijo)
6 comentarios:
grande Groucho.
Y usted tan preocupado por el alzehimer y la demencia senil, si vamos a tener el futuro resuelto los niños no se pierden gracias al microchip, los ancianos no se olvidan de las cosas porque saltan las alarmas, y lo mejor de todos Dios Mio las compras compulsivas se acabaron ya seran las compras inducidas.
Don Peleon no hay que ser tan negativo siempre habra una pequeña resistencia que no dejara de usar la cabeza y entre los lideres no me extrañaria que estuviese por ahi usted.
Lo unico que estas maquinas haran mal sera los pronosticos del amor porque estan hechas por el ser humano y este siempre se equivoca NO CREE ??
bss aun que puede usar mis pensamientos
Vaya, ¡y yo que te iba a dar una travel para que me acumularas puntos para una una tonton!
Parece la descripción del infierno, vaya locura. Y tanto, ¿p'a qué?
Yo paso.
Un saludo.
Hizo historia, el buen Groucho.
Los pronósticos sentimentales escapan por el momento a la cibernética, cierto.
Voy a dar puntos travel por comentarios, dadme vuestra talla de ropa interior para el registro de datos.
El infierno es esto, Venus. Pero también el cielo. Y mientras no te apees, de ti depende.
¡Dios mío de mi vida, qué panorama!
Doy gracias a que mi afán por la Moleskine sigue incólume.
Tengo un Nada en la cabeza, pero por lo menos conectado a los nervios que inducen a la escritura...¡algo ayudará!.
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