martes, 29 de enero de 2008

La locura de vivir

Sí señor. Para ser artista, hay que ser un poco gamberro. Y para vivir también. En algunos momentos disfrutamos con las tradiciones, repitiendo, por la felicidad propia y ajena, pautas preestablecidas. En Japón, la famosa ceremonia del té sigue unas complejas pautas completamente rígidas, tan sólo para que el anfitrión demuestre que es capaz de superar ese reto. Vale, pero si por Dios, por la Patria y el Rey, murieron nuestros padres (canción tradicionalista y de las Johns) a mí, que no me busquen ahí.
Alguna vez me ronda la cabeza largarme a misiones, comprarme una moto y seguir la vida de rockero heavy (lo de la moto, me mola, me mola...) largarme a cultivar pinsapos, criar visón europeo, fundar una comunidad religiosa, hacer un calendario de dentistas en lencería provocativa para sacar fondos para cultivar pinsapos... Si no lo hago es porque, afortunadísimamente, disfruto con lo que me espera mañana cuando me despierte, y la mayor parte de esas actividades serían posiblemente como una huida hacia atrás.
Evidentemente, cuerdo se vive poco. De las locuras es de lo que se disfruta de verdad

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Mujeres que corren con los lobos" de Clarissa Pinkola. También los hombres pueden hacerlo.