Claro está que esta afirmación en general no la podemos certificar. La televisión, que ha celebrado los cincuenta años de su inicio en España, es y ha sido uno de los inventos más espectaculares de la historia del ser humano. Nadie lo niega y nadie lo duda. Lo que queremos decir es que la televisión empleada mal, a destiempo y con programaciones insulsas, sin sentido, sin base ni «siquiera de entretenimiento» puede dañar y de hecho daña el cerebro.
Por supuesto, querido lector, tiene usted razón, aquello que hace daño no es la televisión, sino los contenidos que nos sirve la parrilla televisiva. Si la televisión está bien elegida, bien programada, sirve de «culturilla», de información y por qué no, de descanso. La televisión no es mala ni buena, más bien es buena, todo depende del uso que de ella se haga y cómo nos la enseñen a ver, a matizar y a ser criticada o por lo menos racionalizada, para que realmente no nos haga daño al cerebro.
La televisión no debe ser nunca la solución a «no saber qué hacer»... No tengo nada que hacer, veo la televisión, no. La nada, no tener nada que hacer, no es felicidad. Un rato, un tiempo prudente, un momento, no es la nada. La felicidad es la ausencia de miedo, de inseguridad y hacer aquello que a uno le gusta: «¡Precisamente, eso me gusta a mí, ver tirado todo el día la televisión, en pijama, echado en el sofá, al lado de un arsenal de pipas, ganchitos y mil guarradas, y sólo me levanto para el baño!». Esto hace daño al cerebro, no puede tu cerebro alimentarse durante veinticuatro horas engullendo televisión, inerte, muerto por dentro y por fuera, pasivo, anestesiado. No es de recibo para tu propio desarrollo cerebral y emocional.
La televisión no debe ser nunca la solución a «no saber qué hacer»... No tengo nada que hacer, veo la televisión, no. La nada, no tener nada que hacer, no es felicidad. Un rato, un tiempo prudente, un momento, no es la nada. La felicidad es la ausencia de miedo, de inseguridad y hacer aquello que a uno le gusta: «¡Precisamente, eso me gusta a mí, ver tirado todo el día la televisión, en pijama, echado en el sofá, al lado de un arsenal de pipas, ganchitos y mil guarradas, y sólo me levanto para el baño!». Esto hace daño al cerebro, no puede tu cerebro alimentarse durante veinticuatro horas engullendo televisión, inerte, muerto por dentro y por fuera, pasivo, anestesiado. No es de recibo para tu propio desarrollo cerebral y emocional.
Emilio Garrido Landívar es doctor psicólogo
El artículo de Xl Semanal de Carmen Posadas de esta semana, también trata de lo mismo, la degeneración mental y cerebral que provoca la telebasura. El resto de la revista, tirando a pobre esta semana, aunque recomendable, como de costumbre.
1 comentario:
la tele daña el cerebro? ¡y las ideas obsesivas, y la falta de respeto, y el fundamentalismo, y la intolerancia y vuestras dictaduras....y paro de contar por piedad
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