TERAPIAS Y TERAPEUTAS

 

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Recibo estos boletines, no sólo como directivo de nuestra sociedad de Kine, sino que estoy en una mesa estatal (integrada, claro en la Eurocam del enlace inicial) para promocionar la viabilidad de las terapias que ahora llamamos integrativas. En todo el mundo, las terapias esas (en las que hay verdaderas estupideces también, pero generalmente los médicos formados somos mucho más pragmáticos y prudentes) conviven con todos los tratamientos, incluso los terciarios (los complejísimos y hospitalarios superespecialistas) porque existe libertad de cátedra, y cada profesional, en su ámbito pues si le parece que eso tan intangible del “ojo clínico” le funciona, pues allá que te va. Curar pueda ser discutible, pero aliviar... montón. Incluso la OMS recomienda incorporar algunas en el sector público, aunque para ampliar prestaciones andamos ahora...

En la actualidad, y prácticamente sólo en España, y a cargo de determinados sectores muy concretos, vivimos una campaña orquestada por lobbies que son quienes han creado el término "pseudoterapia" que repiten machaconamente y mantienen, como serpiente de verano, el miedo a las mismas, en gran parte injustificado y con argumentos que se caen por su propio peso, y a las potentes y numerosas pruebas me remito.

Estupideces hay en todas partes, pero una de las acusaciones más difundidas, la de apartar a los pacientes del tratamiento efectivo (fundamentalmente del cáncer) es una de las mentiras más gordas. No se ha demostrado absolutamente ningún caso desde hace mucho  y a ningún profesional sanitario se le ocurre tamaña estupidez. Los ha habido por estupidez individual del enfermo, pero los pocos casos que han salido con abundantes flashes y portadas de telediarios, ni uno solo ha llegado ni a juicio, todos ellos han sido archivados en la propia fase de instrucción procesal (que luego por supuesto, no ha salido ni en el periódico del barrio). Si que los hubo, en tiempos, de curanderos iluminados, incluso médicos, y por supuesto que a determinados elementos más vale atarles corto, que los hay y proliferan a todas horas, pero generalizar y demonizarnos a todos, es un error gravísimo que provocará mucho más daño que beneficio.

Pero por supuesto, mantengamos el control, que es necesario, sin meter miedo a la gente, recurso de los tontos y de los cobardes para que no se les note el miedo que tienen ellos a tomar decisiones complejas y asumir responsabilidades.