sábado, 24 de octubre de 2020

INVERSIONES SANAS

 Hay fuertes movimientos de capital, desde hace mucho, posicionándose en el sector sanitario, aunque eso tiene explicaciones diferentes. Ahora mismo observamos pujas por Dentis (si, en serio, y serias) que todo el mundo la daba para el desguace. Ya pasó con Vitaldiente, que por el momento parece se mantiene, aunque su crisis fué muy superficial, no llegó a afectar seriamente al negocio. Sus lastres puedan resumirse (cuidado, no son economista, sólo clínico, y opino desde fuera, desde lejos) en lo siguientes (y la mayoría, al contrario que Vitaldiente)


- Pasivo brutal, a pesar de la tremenda condonación de deuda. A esto se añade su posicionamiento en locales muy costosos y céntricos, con clínicas en general grandes y con más gastos. Vitaldiente, fué un pufo de su CEO y directiva como tantos otros, y además, muy chapucero, pero que no tocó la periferia del negocio y además, hablábamos de decenas de millones, no creo que pasase de 20 (lo pillado). Ahora estamos hablando de una deuda rondando los 300, si al final no le condonan nada.

- Ha crecido demasiado deprisa y mal consolidada. Los establecimientos no son de franquiciados, que luchan por la continuidad, por su propio interés, sino de la empresa, a quienes la gente (gerentes, trabajadores y los propios pacientes) les importan un web, por no decir los dos.

- Ahora mismo, además, su situación es crítica: deudas con los trabajadores, con proveedores, arrendadores... y si cierra de verdad, que ahora mismo están cerrados, con las financieras, que deberán devolver a los pacientes (y repercutirán a ellos) cantidades por trabajos no realizados (lo único reclamable directamente). Conseguir resarcirles a los pacientes por fracasos o chapuzas ya entregadas es mucho más complicado, exige hacerlo mediante demandas, peritos, abogados... y caso por caso. Durante la pandemia simuló actividad pero era precisamente por este punto, si cerraba se le venía encima otro pedrusco.

- Los pacientes de Vitaldiente, por los motivos que sean, eran en general gente humilde, con pocos recursos, incapaces de enfrentarse a una estructura potente (y los de iDental ya ni te cuento). Los de ahora en cambio son clase media, y además, como nos pilla escocidos, estafas encima de estafas, hay mucha más sensibilidad social y estructuras para organizarse y reclamar. Pleitos tengas y los ganes, las reclamaciones, muchas y muy atomizadas, queman mucho.

- Comentario al margen: Somos gilipollas, volverá a ocurrir a gran o pequeña escala, mientras no haya gente valiente, podría decir profesionales pero es mejor ampliarlo a personas, que luchen no sólo por su pasta sino por el bien social, respecto a cualquier problema que se nos avecine, y se nos avecinan montones y muy gordos. Y del gobierno, de los políticos, ni hablo.


lunes, 12 de octubre de 2020

ER BISHO DE LOS WEBS

 

Voy a tratar de no hablar muy mal de nadie, que no es fácil, porque llevamos todos un buen cabreo contra todo lo que se mueve, por no poder salir, pasear, tomarnos una cañita con la panda, ir al cine o teatro, no poder tocar a nadie… Esto es un coñazo, a ver cuándo se pasa el miedo y podemos empezar, aun tímidamente (del todo nin se sabe…) a retomar la VIDA.

El bicho, aparentemente, coloniza de una forma especialmente densa la laringe. Lo sabíamos desde el principio, por no decir mucho antes del principio de aquí (repasa hemeroteca). Las cuerdas vocales son dos membranas que vibran, como los humidificadores que tienen una laminita piezoeléctrica que vaporiza. Pues bien, al hablar, vaporizamos bichos, en proporción (no sé si aritmética, pero sospecho que exponencial o logarítmica, aún no han hecho estudios) al volumen y a la frecuencia. Por eso, en los funerales y otros eventos, que se habla mucho, cerca y con mucha gente, pues el virus corre que se las pela.

Evidentemente, es una teoría personal. Se lo comenté, creo que por Abril, a mucha gente de mi entorno, incluidos directivos médicos, y como a día de hoy nadie comenta, pues será que estoy equivocado… pero porsiaca, créetelo, anda. Aparte, están todas las medidas epidemiológicas de reducir la frecuencia e intensidad de los contactos, de ventilar adecuadamente las estancias (esto lo he empezado a oír este mes de Septiembre, también lo dije en Abril).

Y… ¿a quién tenemos al mando? Pues a políticos inútiles, que saben más que el ingeniero de puentes, que el psicólogo de drogadicciones, que el sociólogo de comportamientos colectivos… y que el comité de expertos, ese que no existe, que estoy seguro que existió (es tonto pero no creo que tanto) pero que a la vista de las tonterías y de las cuchilladas, me imagino que, en bloque, han dicho que a ellos no les meten en ese patatal y que se vayan a la mierda.

Y lo que todo el mundo sabe pero calla. Los políticos, una vez más, están haciendo creer que todo volverá a la normalidad, están endeudándose de una forma brutal y están sin un plan, NADA, de salida de estos pantanos. Su único plan es seguir endeudándose y hablar de “solidaridad”.

Vamos a salir todos mucho más pobres y débiles, menos China, y por el momento, nadie quiere decirlo ni mucho menos empezar a arreglarlo, y quien debiera, se queda ensimismado en su mismidad pensando en las musarañas y en medidas mal orientadas, populistas y facilonas.

domingo, 11 de octubre de 2020

CASQUERÍA

 Me pasa alguien este meme: 

 y le contesto: 

Evidentemente, no es el mismo caso, de la vaca aplaudiendo al carnicero, pero sí podría ser al chacinero, pensando que a ella no le afecta.

Esta situación se ha dado innumerables veces en la historia. Y es humano. Los que tienen poco no es que quieran la igualdad, eso es una excusa para tener mucho en vez de los que tienen o tenemos mucho.

Independientemente del PIB que pueda tener una sociedad, es absolutamente inevitable que unos tengan más y otros menos, y ese es el espejo en que nos miramos. El Sanchinflas, como digo, al menos en la faceta en la que a mi me toca, es absolutamente estúpido, pero el Coletas es muy listo, y hace lo que todos. Depreda a quien haga falta para vivir él de puta madre en chaletito, con un sueldo (entre los dos) oficial de unos 18k al mes (y si decuplicas eso en resultados ocultos, me lo creo, como absolutamente todos los dirigentes de alto nivel, y me parece en parte lógico) y dominando y dictando a placer sobre la vida de los demás (como hago yo).

Bueno, lo he dicho a menudo: Gente con pocas ganas de trabajar, vagos, y si encima les pones la comida en la puerta todos los días, siempre, SIEMPRE, incluso tu y yo, si es gratis, pierdes la motivación… pues siempre, SIEMPRE, son mayoría. Calculo que entre el 50 y 70%. Gente que justo trabajen razonablemente en esas condiciones, pues un 20-40%. Trabajadores que encontremos placer en trabajar, construir, crear, estructurar para enriquecer (enriquecer y enriquecernos, claro)… pues menos del 10%.

Ponlos a votar a todos a ver qué pasa. La democracia es perfecta, los que somos imperfectos somos los demócratas.


lunes, 5 de octubre de 2020

DESERCIONES

 Por evolución natural, y sobre todo sacudido por la pandemia, recientemente he tenido que cerrar una de las sedes de mi negocio, malvender otra, cesar como autónomo normal y pasar a autónomo societario, obras de remodelación del negocio superviviente, obras de transformación del cerrado, permisos, licencias, modificación de actividad del local... Solicitado ERTEs para trabajadores, requerido trámites a la S. S. (tesorería, afiliaciones...). En mi entorno familiar inmediato, un hijo ha cerrado otra empresa (iba mal ya antes de todo este follón) una hija ha cesado en su contrato y empezado otro nuevo, y por 2 veces (en Mayo y ahora en Octubre) y ha intentado hacer las gestiones para percibir unas semanas el paro (poco pedía) pero ha sido imposible. También en mi entorno, he tenido conocimiento de allegados en situación similar e incluso peor, gravemente desatendidos, en prácticamente todos los sectores de la Administración.


Pues bien. Puedo certificar y certifico que, casi en masa (con honrosa excepción de médicos y sanitarios en general) los funcionarios han tenido una gravísima dejación de funciones, con retrasos, inasistencias, inatenciones, descuidos... Se supone que son personas que trabajan para mi servicio. Se supone que, cuando no cumplen, alguien debería responsabilizarse, tanto de resolver mi gestión como de las consecuencias del incumplimiento. No es un chiste de Forges.

He realizado otras muchas gestiones en el ámbito privado. Bancos, constructoras, gremios, proveedores... y en ningún caso, y lo subrayo, en ningún caso se han producido deficiencias del servicio tan enormes como, reitero, han incurrido prácticamente todos los estamentos oficiales a los que he tenido la necesidad de recurrir.

No deseo pedir responsabilidades, que por otra parte, y desgraciadamente, a los funcionarios les normalmente les trae sin cuidado (tiene bemoles...) pero me conformaría con que alguien dé la cara cuando pregunte algo y me atienda e informe sobre la marcha del  trámite. Pedir que me atiendan como tengo que hacer yo en mi negocio a mis clientes para sobrevivir y pagar los sueldos, ya sería mucho pedir. Y por supuesto, no va por quien, de verdad, considere sinceramente que ha cumplido un poco más allá de su obligación, como decía Obama en su libro, que son las personas a quienes admira, y como tenemos que hacer muchos todos los días.