Al fulgor de este sentimiento o resentimiento, han surgido los nuevos partidos populistas que prometen arreglar todo, cuando como siempre, traen mucho más daño y destrucción que soluciones. En palabras del autor, "saben cómo despejar en terreno, pero no cómo construir algo sólido". Sus propuestas no van más allá de defenestrar a los culpables que es lo que ahora mismo está haciendo el Estado Islámico. Cuando se les piden soluciones, se lían con el precio de las naranjas y los pecados del prójimo, negando los propios como hacemos todos alguna vez.
Podríamos añadir que el buen señor es un pesimista ilustrado, y diagnostica bastante bien, y es también lo suficientemente inteligente como para no aportar soluciones perfectas, como hacen los populistas y las franquicias dentales.
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