Queridísimo Jesús: me lo imagino, y antes de saber de qué va, te adelanto algunas ideas:
- los vertidos de plaguicidas y contaminantes persistentes en todos los mares, se suman en la cadena trófica. Lo más conocido es el mercurio, sobre todo en el marisco, porque nos comemos sus estructuras nerviosas, en los peces normales, no nos comemos el cerebro, tiramos la cabeza. El mercurio de las amalgamas ya no es la principal fuente, aunque depende de las personas. A las embarazadas, desaconsejan expresamente el marisco.
- las plagas, tipo anisakis, por verter al mar el pescado cogido con redes de deriva, y desechado.
-
la desertización de los mares, por la extracción masiva de pescado para
convertirlo en harina rica en proteinas para alimentar a nuestros
rumiantes, cerdo y pollo, además de las piscifactorías y acuicultura,
con la sumación de antibióticos, antifúngicos.- hormonas inhibidoras de la pubertad, para que sigan creciendo exponencialmente, como en la edad infantil. Eso se hacía (se cree que se ha parado, pero no hay que fiarse.) como digo en todos los animales de engorde, especialmente pollos
En fin, que se apunten a la clase de mudra B que
doy en el curso y aprenderán más. Acabo de regalar ahora mismo el libro
"nuestro futuro robado" a un biólogo que viene desde hace mucho, a ver
si le impacta, trata sobre los disruptores endocrinos, tan en boga. Este
libro es del año 80 o así, y se apoya en otro llamado "la primavera
silenciosa", de 1962. Desde entonces, todo esto se ha acallado, me
imagino que intereses interesados. Tener razón demasiado pronto es una forma como otra cualquiera de equivocarse, pero mucho más bonita. Soy un poco bruto, pero disfruto como un loco, aunque últimamente mi espíritu quijotesco ha derivado a otros derroteros.
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