miércoles, 29 de octubre de 2014

COLABORACIONES

Me pasan este enlace, con ruego de difusión. En Aragón, como vecinos, conocemos bien muchas y muy variadas relaciones de vecindad con Cataluña, que se pueden resumir en la buena voluntad... nuestra y muy poca de ellos. En numerosas ocasiones, ceder ha sido la única manera de tener paz y tranquilidad, y eso es algo que posiblemente se ha acabado, y que no se terminará con o sin referendum. Los catalanistas han consumado ya, y por el momento sin visos de reparar, una fractura social histórica que perdurará generaciones.



En el aluvión de artículos y declaraciones que ha provocado la decisión de la Generalitat de Cataluña de convocar una consulta por el (unilateral) derecho a decidir, no se encuentran apenas elementos que permitan formar una idea clara de las motivaciones y la justicia de esa reivindicación ni de las realidades materiales y económicas de la relación entre Cataluña y el resto de España. Parece evidente que los expertos en economía y los políticos rehúsan exponer los datos realmente significativos ante el gran público y abrir un debate en profundidad lo que, dicho sea de paso, indica la desconfianza y el desprecio intelectual que sienten hacia la base social a la que representan

 Curiosamente, mientras que, por un lado, se proclama la inminencia del desbordamiento de los diques constitucionales, quienes deben velar por la contención de la inundación guardan silencio y la sociedad española en su mayoría contempla la situación con un sentimiento de apatía en línea con la de su gobierno. Es cierto que algunas respuestas de tipo meramente jurídico se han esbozado por parte de éste último aludiendo a la inconstitucionalidad del proyecto, su incompatibilidad con la pertenencia a la UE, el perjuicio económico derivado, etc, pero estos planteamientos apenas inciden en la opinión pública por hallarse relativamente alejados de la realidad cotidiana.

 Desde la perspectiva del hombre corriente que, ajeno a cuestiones de alta política y derecho internacional, considera legítima una propuesta que parece apelar simplemente a la expresión de la voluntad popular, parecería razonable tratar el tema de la separación de manera análoga a un divorcio matrimonial. De ese modo sería pertinente examinar la intrincada imbricación de una relación de siglos que debería desenmarañarse antes de contemplar su disolución.

En esa línea me gustaría señalar tan solo algunos hechos, de carácter no ideológico, de conocimiento público que casi nunca son mencionados en este debate como si fueran objeto de represión freudiana. Es lo que ocurre especialmente en todo lo que tenga que ver con la economía, cuestión que encona los ánimos de los que se divorcian y la más necesitada de un punto de vista ajeno a las partes. En este apartado habría que considerar los bienes de un país tal como se contemplan en un régimen de gananciales matrimonial. Para empezar hay que advertir que la ubicación actual de diferentes industrias y servicios se hizo en virtud de un criterio de eficacia y solidaridad nacional (análogo, por tanto, a un régimen de gananciales). Huelga decir, por ejemplo, que industrias como la SEAT, creadas bajo el régimen franquista, obedecieron a ese planteamiento. En aquellos años la incipiente producción industrial española conquistó nuevos

mercados: Cuba, Méjico y países del este; la industria farmacéutica, la textil y la automovilística fueron las más favorecidas, todas ellas mayormente ubicadas en Cataluña.

 Seat (sociedad español de automóviles de turismo) creada, como otras muchas desde el estado central franquista llegó a contar con aproximadamente32.000 puestos de trabajo. España exportaba coches de fabricación barcelonesa pero se veía obligada a comprar azúcar de caña en La Habana. Mientras la producción de Seat se incrementaba los agricultores veían impotentes el cierre de las azucareras. Las chimeneas de Zaragoza, Monzón, Ëpila o Alagón son hoy mudos testigos de lo que fue otrora el importante cultivo remolachero.

 Otro ejemplo (entre otros) del trato de favor del gobierno central a Cataluña, este ya en democracia: siendo ministro de industria del gobierno Zapatero, el señor Montilla, se concedió una fuerte subvención a la industria química. Dicha subvención estaba prácticamente limitada a empresas catalanas. Gracias a ello, Ercros, se hizo con el control de una parte sustancial de la firma rival, Aragonesas. A continuación, Ercros cerró las factorías de Aragonesas en Huelva y Monzón, quedando únicamente su factoría ubicada en Cataluña (por cierto, que era opinión unánime en el mundo de la industria química que esa operación no tenía sentido ya que Ercros era en todos los sentidos y particularmente en el tecnológico una empresa inferior a Aragonesas).

Gran parte de la industria química nacional se concentró en Cataluña gracias a ministros franquistas como D. Fabián Estapé (ante técnicos de las fábricas de Monzón dijo que Tarragona debía convertirse en la capital de la industria química española en beneficio de Cataluña y de España, como así ha ocurrido) y postfranquistas.

Los ejemplos de lo que ha aportado el estado a Cataluña podrían multiplicarse: rescate de Banca catalana bajo Pujol, olimpiadas, canalización del ahorro de las regiones agrícolas hacia Cataluña, etc. En la población emigrante que encontró trabajo en Cataluña al amparo de esas inversiones estatales el nacionalismo consiguió crear un complejo de deuda de gratitud a Cataluña que ha propiciado con el tiempo la conversión al catalanismo de gran parte de esa población. Pero de todo esto se habla con mayor autoridad en el libro que acaba de aparecer en las librerías del profesor Tamames titulado "Adonde vas Cataluña".



Situación análoga a esa de las empresas químicas la vemos reproducida en campos diversos de mucha menor relevancia económica. Por ejemplo las parroquias de Aragón, hasta hace poco pertenecientes a la diócesis episcopal de Lérida tenían muchas de sus obras de arte depositadas en el obispado de Lérida. En este momento reclaman que les sean devueltas a lo que se han negado tanto el obispado de Lérida como la Generalitat pese a existir una sentencia de Roma ordenando su devolución. Contrasta esta actitud con la del supuestamente anticatalán "gobierno de Madrid"

que renunció a los cuadros donados por Dalí al Estado (sin duda más valiosos) y creó con esos fondos el museo Dalí en Figueras.



De mayor calado, sería sin duda el asunto de la propiedad del Archivo de la corona de Aragón, actualmente ubicado en Barcelona. Parece ser que Aragón, tronco del antiguo reino, no ha reclamado nunca su derecho sobre dicho archivo debido a su alto sentido de la solidaridad interterritorial, primero dentro de la corona de Aragón y después dentro de España, pero ahora nos hallaríamos ante una situación enteramente nueva, de quiebra no solo de España sino de esa entidad históricamente subyacente que fue el reino de Aragón. Los ejemplos mencionados y otros semejantes así como otros en sentido contrario que pudieran traerse a colación mostrarían un grado de entrecruzamiento e integración de intereses y derechos que reclaman la idea de una soberanía compartida por todo el pueblo español.



Da la impresión de que el nacionalismo catalán intenta "colar" la especie de que todo lo que se halla ubicado en Cataluña es de su exclusiva propiedad olvidando por completo su procedencia y origen. De esta manera utiliza la concentración industrial de Cataluña, generada principalmente con ayuda estatal, para suscitar en los ciudadanos un agravio comparativo a causa del mayor peso impositivo de Cataluña. Se trata de una estrategia caracterizada por la convergencia (ya anunciada en el nombre del partido que la ha llevado a cabo) de distintas operaciones de orden económico y político tales como las señaladas para situar a Cataluña en una posición ventajosa que suponga un punto de partida ideal en la consecución de la independencia o un status de privilegio inaceptable e incluso insultante para las demás comunidades. Dichas operaciones han estado eficazmente complementadas por una labor de propaganda de masas sustentada en el control de la Generalitat de Cataluña de la educación y los medios de comunicación subvencionados (*).

Refiriéndose a esta última operación el filósofo Fernando Savater ha dicho que no se había mentido tanto en Europa desde Goebels.



Por todo ello, el referéndum anunciado, culminación de la estrategia de CiU, es como ha dicho Jimenez Villarejo, tramposo y capcioso, pero dada la brecha, aunque artificialmente inducida no menos real, entre la sociedad catalana y el resto de la sociedad, difícilmente evitable en el largo plazo a menos que el gobierno realice una intensa labor pedagógica e informativa que quizá no está en condiciones de realizar actualmente dado el dominio aludido de los secesionistas sobre prensa y educación.



Sin embargo, existe un peligro aún mayor que el propio referendo y es la solución que probablemente se halla en el designio de un sector amplio del gran capital catalán, verdadero organizador en la sombra de todo el proceso, solución que pasa por arrancar al gobierno español nuevos privilegios económicos en un chantaje no sólo injusto sino humillante para la dignidad nacional.



Antonio Torres Montaner







(*) Para demostrar esto bastaría echar una ojeada a muchos de los programas de TV·3 o incluso a lo que esa cadena silencia: una muestra bien significativa es el veto hacia un cantante tan interesante, espontáneo y poco conservador como Sabina, sin duda por temor a que la imagen simpática y moderna de la sociedad española actual que este cantautor transmite avive los lazos de afecto entre Cataluña y el resto de España destruyendo esa de lo español "casposo"que intentan incansablemente transmitir

(nota del cronista: respecto a ERCROS, tuvimos en la familia un desagradable episodio, a cargo de un muy conocido político catalán de entonces, transferido a esta empresa, y que nos causó un importante quebranto económico, con una jugada incomprensible bajo un prisma comercial, pero lógico como putada política de abuso de poder, y así lo vivimos).

domingo, 26 de octubre de 2014

DERECHO A HACER EL TONTO

Parece mentira, por no decir increiblemente mentira, que a estas alturas aún sigamos con el tema del independentismo. Sin consultar a nadie, sin leer ni escuchar a los politólogos y sin pensar mucho, se me ocurre (a mi solo y en 5 minutos):
- Se crearían fronteras de las de antes: barreras, alambradas, pasos fronterizos controlados. Todos los ciudadanos quedarían automáticamente secuestrados en su propio territorio.
- Se separarían pueblos hermanos, al estilo del telón de acero. Se tapiarían carreteras, montes...
- Todo el tráfico de bienes, servicios y mercancías se paralizaría inmediatamente.
- Se escindirían inmediatamente de la Comunidad Europea: Los más optimistas (estúpidamente optimistas, por no decir ladinamente mentirosos como abundan en estos foros) les dicen que volverían a entrar en unos 8 años.
- Todas las empresas, y no sólo las grandes, cuyo mercado está fuera de Cataluña trasladarían no sólo su sede, sino también sus centros de producción a cualquier otro punto de Europa, y eso con suerte, que seguramente, puestos a hacerlo nuevo, lo deslocalizarían bien lejos y bien barato.
- Obviamente, deberían salir del euro. El nivel de endeudamiento, la debilidad de su economía, el pequeño tamaño del "pais" y otros muchos factores, inducirían la quiebra completa de cualquier sistema que implantasen.
En fin, lo que hace falta es que lo entiendan. Y como he dicho varias veces, cualquier pueblo que desea la independencia, tiene todo el derecho a tenerla y negociarla tranquila y pausadamente, pero lo que están haciendo en este momento, pasará a  la historia como una de las mayores estupideces de ese pueblo tan capaz e inteligente, sólo superada por la increible estupidez de sus gobernantes.

martes, 14 de octubre de 2014

PESCAITO

Me llama un compa, ayer vió un programa en la tele (en la 2, que todavía es tele) alarmado por lo que vió. Le contesto, muy deprisa y un poco encendido por dentro, de la siguiente guisa: 

Queridísimo Jesús: me lo imagino, y antes de saber de qué va, te adelanto algunas ideas:
- los vertidos de plaguicidas y contaminantes persistentes en todos los mares, se suman en la cadena trófica. Lo más conocido es el mercurio, sobre todo en el marisco, porque nos comemos sus estructuras nerviosas, en los peces normales, no nos comemos el cerebro, tiramos la cabeza. El mercurio de las amalgamas ya no es la principal fuente, aunque depende de las personas. A las embarazadas, desaconsejan expresamente el marisco.
- las plagas, tipo anisakis, por verter al mar el pescado cogido con redes de deriva, y desechado.
- la desertización de los mares, por la extracción masiva de pescado para convertirlo en harina rica en proteinas para alimentar a nuestros rumiantes, cerdo y pollo, además de las piscifactorías y acuicultura, con la sumación de antibióticos, antifúngicos.
- hormonas inhibidoras de la pubertad, para que sigan creciendo exponencialmente, como en la edad infantil. Eso se hacía (se cree que se ha parado,
pero no hay que fiarse.) como digo en todos los animales de engorde, especialmente pollos

http://www.eljardindellibro.com/data/cop/n/nuestro-futuro-robado.jpgEn fin, que se apunten a la clase de mudra B que doy en el curso y aprenderán más. Acabo de regalar ahora mismo el libro "nuestro futuro robado" a un biólogo que viene desde hace mucho, a ver si le impacta, trata sobre los disruptores endocrinos, tan en boga. Este libro es del año 80 o así, y se apoya en otro llamado "la primavera silenciosa", de 1962. Desde entonces, todo esto se ha acallado, me imagino que intereses interesados. 

Tener razón demasiado pronto es una forma como otra cualquiera de equivocarse, pero mucho más bonita. Soy un poco bruto, pero disfruto como un loco, aunque últimamente mi espíritu quijotesco ha derivado a otros derroteros.

lunes, 6 de octubre de 2014

ESQUERRI CASCO

Dos añitos ya, y todos contentos, los pacientes sobre todo. Gracias a ellos y a todos, en especial a la socia.