Ya hace tiempo que comentaba sobre los huevos de los huevos, y la dificultad de encontrar mi infancia organoléptica. Sin embargo, alejados del etiquetado numerológico, ¡existen! productos cuyo código de barras está inscrito en fractales de excrementos de gallina, deconstruidos de salmonellas.
Quedais invitados a una degustación, pero avisad para encargar la chistorra, está corriendo por ahí.
Palabrita, merece la pena.
Palabrita, merece la pena.
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