Vale, quitadas amalgamas. Y, generalmente, y si las quito todas en una sesión, coloco un cementito astringente unas semanas, para no sobrecargar mucho al body.
Los composites se empezaron a poner medianamente sobre el año 80, con malos resultados. Pensábamos que eran pulpotóxicos (no, no va de pulpos, sino de pulpas, que son peores) hasta que alguien descubrió que los pulpotóxicos éramos nosotros. Nos apañábamos justito en la zona anterior, pero en puntos de carga (de masticar) eran (y éramos) bastante justitos (con amalgama lo bordábamos, he hecho miles, que conste). También éramos un poco justitos, por creernos, sucesiva y reiteradamente, que los fabricantes habían solucionado el tema.
Sobre el año 92-94, empezamos a enterarnos de algo, y a saber que el problema eran los adhesivos, no el material. Tres hurras por Takao Fusayama, quien vino a Pamplona (1989) a contarnos lo que casi nadie supo entender.
Mientras tanto, mis Durafilles (composites de Kultzer) y P10s (de 3M) del año 85 chutaban de miedo, aún hay alguno por ahí masticando (pocos ya, claro).
1 comentario:
Todo el mundo es consciente de que sólo tú y algún premio novel sois capaces de "entender"...narcisismo el tuyo. Esas dreencias significan siempre una muy muy baja autoestima...comprensible por otro lado.
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