martes, 3 de abril de 2007

Mentiras

"La mentira es el pegamento de la sociedad" ¡Qué gran verdad...! mentiría si dijese que la cita es mía, claro. Construimos grandes imperios sobre mentiras, procurando tan sólo que sean bonitas. Las mujeres viven en una medio mentira, en la que pegan verdades para apuntalarla. Los hombres vivimos en una medio verdad, a la que pegamos mentiras para vivir más tranquilos. Los políticos, las empresas, la publicidad... Todo rinde culto a la Mentira, a través de su religión, el marketing, la imagen pública... Ya no importa nada, excepto si interesa. Y los intereses, no nos engañemos, responden a deseos hedonistas, pocas veces a verdades.
Sin embargo, la verdad tiene también espinas. El cínico es aquel que dice la verdad sin importarle las consecuencias (R.A.L.). La verdad la reconocerás porque duele (esto sí que es mío, pero seguro que alguien lo ha dicho ya antes) pero duele por fuera y reconforta por dentro.
La verdad os hará libres (Jesús). La verdad absoluta es también insoportable. La verdad nos impele a compartir las cosas, hasta que vemos que de lo que disfrutamos tan ricamente no hay para todos... (como el chiste: ¡cuidado con lo que dice, que bicicletas tenemos muchos!). La verdad es inalcanzable, un objetivo utópico que nadie tiene derecho a enarbolar para lo que proceda. La verdad hace tanto daño como la mentira, ya que en manos interesadas se convierte automáticamente en falsedad. Y ¡cuántos sacrificios exige la verdad!. No sé si compensan...
La publicidad es la Reina de la mentira. Un ejemplo muy gráfico con el que tengo que pelear a diario: seguro que te piensas que los chicles sin azúcar protegen tus dientes... pues no, los estropean, pero te lo has creído. Y a esta mentira contribuímos interesadamente (¡que te creías! ¿que era por amor a la verdad?) los propios dentistas, con ese dientecito sonriente que te lo promete en los envases. Nada que ver con las mentiras piadosas, que incluso están avaladas por Yavéh y su concesionaria de franquicias.
Muchas de las terapias psicoanalíticas y al parecer, muchos de los trastornos mentales, son por tratar de tapar conscientemente verdades subconscientes, construimos ídolos con barro, aunque nos esforzamos en barnizarlos bien. Y al no soportar esta verdad, nuestro Yo tiembla.
En este mundo traidor,
nada es verdad ni es mentira
todo es según el color
del cristal con que se mira
Yo creía que era de un autor del Barroco español (no del borroka euskera) como Quevedo, pero de repente en un buscador de Gogle me sale que es de Shespir...
La mentira existe; la verdad tampoco.

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