sábado, 27 de noviembre de 2021

RECETA PARA SER FELIZ

 Transcribo uno de esos artículos que me publicaron en una revista minoritaria ya desaparecida. Que lo disfrutes feliz

Todos los que escribimos o leemos esta revista somos profesionales sanitarios. Ocupamos el lugar de los chamanes, los que están en contacto con fuerzas y pulsiones que ocasionan disturbios en el bien más preciado que poseemos: nuestra salud y la del mundo. Mi cuerpo es lo único que tengo, considerando que yo no soy mi cuerpo, aunque me acompañe. Mi cuerpo, todo el universo físico, procede de lo que hasta ahora conocemos como “big bang”, la singularidad en la que comienza el registro de acontecimientos. Sin embargo mi conciencia no, probablemente procede de otro lugar(1); mi cuerpo, todos los cuerpos, sintonizan la “frecuencia de conciencia” oportuna en relación a su naturaleza y a la intención, que es una de las manifestaciones del libre albedrío.

En el momento actual, hemos perdido en gran medida el contacto emocional con nuestros pacientes (y también con nuestro entorno). El mundo sanitario ha adoptado, para desgracia de todos, la esfera técnico-mercantilista. Ya no nos interesan nuestros pacientes, salvo como fuente de recursos; lentamente, nuestra proyección afectiva se vuelca al disfrute, por no decir saqueo, de los bienes materiales y paralelamente destrucción del equilibrio holístico. Corrompemos todo el mundo físico, mental y espiritual. Afortunadamente hay excepciones, y espero seamos la semilla de la que germine una nueva sociedad, un mundo más humano. A ti, a mi, nos corresponde la difusión de esa simiente.

La enfermedad es la expresión de un desequilibrio. El ser humano se ha desarrollado y acomodado a una situación determinada en su nicho vital, configurada por el devenir histórico de los acontecimientos, en su, repito, cuerpo, mente y espíritu. No es posible desligarlos, ni mucho menos negar su existencia, y de que, casi con toda seguridad, la Creación tiene una finalidad, un sentido, que desconocemos, pero con el que debemos armonizar. Y la armonía máxima que conocemos es el Amor. Venimos del Amor y caminamos hacia el Amor (2,3).

El ser humano ha modificado dramáticamente (y no es una traducción de un término inglés) sus circunstancias. Hasta hace uno o dos siglos, nuestros padecimientos se derivaban de la interacción directa con nuestro entorno, que a su vez, nos protegía y nutría en un equilibrio relativamente estable. Sin embargo, olvidadas ya muchas patologías de entonces (y rebosantes de salud gracias a la ciencia y al progreso) lo que vemos en la actualidad en nuestras consultas del primer mundo son enfermedades derivadas de los disturbios holísticos generados por la propia humanidad. Contaminantes químicos, electromagnéticos, geopáticos; hedonismo, egoísmo, ignorancia; negación de nuestra vocación de servicio, de nuestra faceta espiritual… Todo ello entra en grave contradicción con nuestro Yo profundo.

Desde muy temprana edad, nuestros hijos se conciben, gestan y desarrollan en un ambiente lesivo. Desde el instante incluso de la concepción e implantación uterina (la propia célula germinal ya contiene en algunos casos disruptores endocrinos (4)) se les somete a interferencias químicas, alimenticias, campos electromagnéticos, odio, egolatría… Los alimentos refinados, fundamentalmente los hidratos de carbono de rápida asimilación, provocan rápidamente en nuestros hijos lesiones endocrinas y degenerativas (5,6) Otros alimentos con fuerte componente de manipulación industrial también son sospechosos de producir patologías, como por ejemplo, los lácteos (7) o la conocida como comida basura.

Por tanto, y a tenor de las circunstancias expuestas, procedo a elaborar mi “receta” para vivir sano, tanto para ti como para tus pacientes:

1º: Come menos, especialmente proteínas animales. Los alimentos deben ser lo más naturales y ecológicos posibles. La sensación de saciedad debe ser una rara excepción. Vive con  austeridad, excepto de alegría.

2º: Haz ejercicio: es imprescindible un mínimo de esfuerzo, en las tareas cotidianas, o actividades deportivas. Debemos llegar al sueño reparador con moderada sensación de cansancio físico.

3º: Cultiva el positivismo: desenvuélvete en un marco de crecimiento emocional, tanto tuyo como de quienes te rodean. La religión, la creencia en un Dios, con todos sus defectos, es con mucho, una de las mejores bases, pero tendrás que desarrollar tus propias creencias, basadas incondicionalmente en el Amor. Y creértelas, claro.

1-   Platón, La República 1999, Madrid. Alianza Editorial

2-   Hellinguer, B: Ordenes del Amor. 2001, Barcelona. Editorial Herder

3-   Gunthard, W. Felicidad Dual. 2006 Barcelona. Editorial Herder

4-   Colborn T. Nuestro Futuro Robado. 2002, Barcelona. Ecoespaña editorial

5-   Burkitt, D.P. La Fibra En Tu Alimentación. 1983. Editora: Kellogs España.

6-   Campillo, J.E. El Mono Obeso. 2006, Barcelona. Editorial Crítica.

7-   Cuevas Fernández, O. El Equilibrio a Través de la Alimentación. 1999.León. Edita: Autor.

 


No hay comentarios: