Transcribo uno de esos artículos que me publicaron en una revista minoritaria ya desaparecida. Que lo disfrutes feliz
En el momento actual, hemos
perdido en gran medida el contacto emocional con nuestros pacientes (y también
con nuestro entorno). El mundo sanitario ha adoptado, para desgracia de todos,
la esfera técnico-mercantilista. Ya no nos interesan nuestros pacientes, salvo
como fuente de recursos; lentamente, nuestra proyección afectiva se vuelca al disfrute,
por no decir saqueo, de los bienes materiales y paralelamente destrucción del
equilibrio holístico. Corrompemos todo el mundo físico, mental y espiritual.
Afortunadamente hay excepciones, y espero seamos la semilla de la que germine
una nueva sociedad, un mundo más humano. A ti, a mi, nos corresponde la
difusión de esa simiente.
La enfermedad es la expresión de un desequilibrio. El ser humano se ha desarrollado y acomodado a una situación determinada en su nicho vital, configurada por el devenir histórico de los acontecimientos, en su, repito, cuerpo, mente y espíritu. No es posible desligarlos, ni mucho menos negar su existencia, y de que, casi con toda seguridad, la Creación tiene una finalidad, un sentido, que desconocemos, pero con el que debemos armonizar. Y la armonía máxima que conocemos es el Amor. Venimos del Amor y caminamos hacia el Amor (2,3).
El ser humano ha modificado
dramáticamente (y no es una traducción de un término inglés) sus
circunstancias. Hasta hace uno o dos siglos, nuestros padecimientos se
derivaban de la interacción directa con nuestro entorno, que a su vez, nos
protegía y nutría en un equilibrio relativamente estable. Sin embargo, olvidadas
ya muchas patologías de entonces (y rebosantes de salud gracias a la ciencia y al progreso) lo que vemos en la actualidad en nuestras
consultas del primer mundo son enfermedades derivadas de los disturbios
holísticos generados por la propia humanidad. Contaminantes químicos,
electromagnéticos, geopáticos; hedonismo, egoísmo, ignorancia; negación de
nuestra vocación de servicio, de nuestra faceta espiritual… Todo ello entra en
grave contradicción con nuestro Yo profundo.
Desde muy temprana edad,
nuestros hijos se conciben, gestan y desarrollan en un ambiente lesivo. Desde
el instante incluso de la concepción e implantación uterina (la propia célula
germinal ya contiene en algunos casos disruptores endocrinos (4)) se les somete
a interferencias químicas, alimenticias, campos electromagnéticos, odio, egolatría…
Los alimentos refinados, fundamentalmente los hidratos de carbono de rápida
asimilación, provocan rápidamente en nuestros hijos lesiones endocrinas y
degenerativas (5,6) Otros alimentos con fuerte componente de manipulación
industrial también son sospechosos de producir patologías, como por
ejemplo, los lácteos (7) o la conocida como comida basura.
Por tanto, y a tenor de las
circunstancias expuestas, procedo a elaborar mi “receta” para vivir sano, tanto
para ti como para tus pacientes:
1º: Come menos, especialmente
proteínas animales. Los alimentos deben ser lo más naturales y ecológicos
posibles. La sensación de saciedad debe ser una rara excepción. Vive con austeridad, excepto de alegría.
2º: Haz ejercicio: es
imprescindible un mínimo de esfuerzo, en las tareas cotidianas, o actividades
deportivas. Debemos llegar al sueño reparador con moderada sensación de
cansancio físico.
3º: Cultiva el positivismo: desenvuélvete en un marco de crecimiento emocional, tanto tuyo como de quienes te rodean. La religión, la creencia en un Dios, con todos sus defectos, es con mucho, una de las mejores bases, pero tendrás que desarrollar tus propias creencias, basadas incondicionalmente en el Amor. Y creértelas, claro.
1- Platón, La República 1999, Madrid. Alianza Editorial
2- Hellinguer, B: Ordenes del Amor. 2001, Barcelona. Editorial Herder
3- Gunthard, W. Felicidad Dual. 2006 Barcelona. Editorial Herder
4- Colborn T. Nuestro Futuro Robado. 2002, Barcelona. Ecoespaña editorial
5- Burkitt, D.P. La Fibra En Tu Alimentación. 1983. Editora: Kellogs España.
6- Campillo, J.E. El Mono Obeso. 2006, Barcelona. Editorial Crítica.
7- Cuevas Fernández, O. El Equilibrio a Través de la Alimentación. 1999.León. Edita: Autor.