No sé quién empezó todo esto. Tampoco puedo decir qué es "todo esto" porque en conjunto, y por circunstancias, en mis 60 años de conciencia, pues la verdad que hemos mejorado un montón, claro. Pero aquello que chirría empobrece cualquier magna obra, y por ello, me gusta ir a la base profunda de los problemas dado que nuestras estructuras, tanto físicas como mentales, se edifican siempre sobre algo, y ese algo es importante que sea lo más puro y limpio posible. Somos un complejo fractal construido con una fórmula básica a la que aplicamos variables diversas.
Seguramente habrá otras manifestaciones, otros verán o darán importancia a lo que les toque, como en mi caso, las franquicias dentales. Pero no te creas que es un fenómeno nuevo. Ya antes de nacer yo al mundo del piño había profesionales, en absolutamente todos los ámbitos, cuyo interés no estaba en el bien social, sino en el propio, a costa del común. Y por supuesto, hay ladrones del piño, y cada vez más, que no trabajan en franquicias, llevamos años regando ese jardín.
Pues bien: Una de las primeras veces que me pregunté, ¡¡Pero... ¿qué es esto?!!... fue cuando los deportistas, los futbolistas, empezaron a simular faltas para ganar. Me parecía inaudito, pero sobre todo, me descolocó que ni los árbitros, ni sus compañeros, ni sus familias, ni los periodistas, ni los directivos de los clubs, ni los delegados deportivos, ni las autoridades, ni los políticos, ni en última instancia, el propio público, denigrase esos comportamientos, es más, los promocionaba. Los futbolistas mentían, engañaban, robaban, a ojos vistas delante de todos, y NADIE HIZO NADA.
Bueno, yo no soy así, mis papás (término inclusivo que incluye, como ha incluido toda la vida a mi papá y a mi mamá) los curas y frailes (esas maravillosas personas que me educaron, y que ahora muchos representan como babosos que van con la bragueta abierta buscando niños) y los profesores del Opus Dei (fuí a un colegio del Opus, sí, donde recibí un maravilloso ejemplo de entrega y dedicación vocacional) me lo enseñaron bien; qué le voy a hacer...
Pues eso, me queda mucho por hacer. Si no intentamos mejorar, empeoramos fijo.
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