viernes, 10 de mayo de 2019

ENERGÍA

Como bien apunta el figura este del peak oil, contribuyo con mi pregón en el desierto 




Nos enfrentamos a un momento en el que el agotamiento de las fuentes tradicionales, fundamentalmente la energía química procedente de los combustibles fósiles, marcará de forma drástica el futuro inmediato. Nuestra dependencia es de tal magnitud que, inevitablemente, provocará un fuerte revulsivo del que nadie saldrá indemne.
Algo está claro: el petróleo barato se acaba, y el carbón es demasiado contaminante y poco versátil, aunque pueda ser una fuente alternativa si se consiguen controlar las emisiones. Las alternativas que ofrece la geoingeniería, por el momento, son meros parches frente a un problema de la magnitud que nos ocupa, y ninguno por el momento se asemeja a una solución.
La automoción está demasiado imbricada en nuestro “way of life”, y el transporte, una parte muy importante del problema. Conviene encontrar soluciones intermedias de transición, pero no de esas que se anuncian con la mentalidad beata del “coche ecológico”, sino de forma drástica y revolucionariamente menor. Se exige un medio de transporte individual con un consumo de entre 5 y quizá 50 veces menos que ahora, lo que a título experimental, ya es una realidad, a condición de asumir prestaciones diferentes (por ejemplo, limitando la velocidad a 30 ó 60Km/h y reduciendo la tara de los vehículos a costa de sus prestaciones y seguridad…) En la propulsión, habrá que pensar en motores de 1-3 cilindros, aprovechando la tecnología por ejemplo de pistones de 50 a 250cc que ahora mismo se usan en los monocilindros de motocicletas, y con una mezcla basada en la eficiencia, no en rendimiento.
En el transporte de mercancías, creo que estamos en condiciones de fomentar y desarrollar una red de ferrocarril, de fácil electrificación, en la que puede volcarse, de forma sencilla, la energía que ahora mismo estamos usando por ejemplo para la iluminación nocturna. Sería perfectamente posible realizar un tendido férreo incluso hasta el último kilómetro, con estaciones de descarga de pequeños contenedores modulares, incluso autopropulsados, hasta un pequeño centro de abastos de cada barrio, y de ahí, pequeño reparto en bicicleta. Pensar en los drones no me parece realista a una escala de gran magnitud, es demasiada comodidad y a un costo desorbitado.
Por supuesto, que ahora mismo, y por las buenas (por las malas cualquier cosa) no vamos a renunciar a cierto confort. No vamos a volver al autoconsumo, al huerto, aunque habrá un fenómeno cultural que lo fomente, incluso en terrenos urbanos. Las grandes urbes no tienen solución, algunos consuelos en terrazas verticales y/o hidropónicas, pero la distribución relativamente horizontal de muchos asentamientos podría facilitar algunas opciones, optimizando los recursos hídricos.
La generación de energía deberá ser polivalente, con énfasis absoluto en lo que ahora llamamos renovables: eólica, hidroeléctrica y fotovoltaica, y desarrollar otras como la maremotriz, geotérmica… Recordemos que actualmente, la producción de energía es un problema, pero su almacenamiento es un enorme problema. Las centrales de hidrobombeo reversible, en diversas escalas, creo que tienen un gran potencial, y en España creo que tenemos una orografía favorable, se trata de buscar ubicaciones. La tecnología es barata, y es un tema bonito y complejo para motivar a estudiantes, incluso interdisciplinar de varios grados universitarios (diseño, construcción, gestión…)
En la actualidad, existen otros nichos de generación como por ejemplo, la producción de hidrógeno en zonas áridas mediante técnicas de producción renovables. Probablemente la forma directa sea la fotovoltaica; sin descartar el resto, los costes de producción, transformación y transporte de esa energía son bajos, y su balance de emisiones es prácticamente 0. El manejo del hidrógeno es muy complejo, pero debe tenerse en cuenta que las instalaciones robotizadas reducen al máximo al personal, e incluso les permitirán el manejo de prácticamente todos los procesos de generación, almacenamiento y transporte, así como los de utilización, mediante sistemas remotos. Hoy en día, el uso del hidrógeno en pequeñas instalaciones no lo veo viable, pero no podemos descartar ninguna opción a priori. Uno de los aspectos más importantes es la versatilidad, debemos pensar en soluciones abiertas y desarrollar la tecnología adecuada, tanto a nivel mayorista como minorista, para, en un momento concreto, poder hacer transiciones de uno a otro sistema con rapidez.
Los problemas son técnicos, pero las soluciones humanas. Esto lo debemos hacer los humanos, con todos nuestros defectos, y una faceta muy importante es la obligación de reducir, tanto el consumo per cápita (austeridad) como los consumidores (gente). Hay que promover una fuerte reducción de la natalidad, con medidas como fomentar fiscalmente el primer hijo, la formación de hogares, pero penalizar los siguientes. Y por supuesto, como digo, reducir el esquizofrénico modo de vida, con un consumo desaforado de los recursos al estilo de “Le Grand Bouffe” que acabará como imaginamos.
Suerte, que la necesitamos. Pero sobre, todo, tenemos que ganárnosla, que si la suerte nos pilla tocándonos los reverendos, pasará de largo seguro.

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