jueves, 30 de abril de 2015

EL COLOR, OLOR, SABOR, SONIDO Y TACTO DEL DINERO

Ahora que he tenido que pedir un chorro pasta para mis aventuras prestatarias empresariales, he indagado en las catacumbas financieras (no en los paraísos fiscales, sino en los purgatorios prestamistas) de la shadow banking, y otras alternativas.
Pero es un dilema que hace tiempo que me ronda por el coco. El dinero, cualquier paridad monetaria, hace tiempo (y no poco, sino mucho) que no existe. Definía alguien el valor del dinero como la relación (matemática) entre todos los activos producidos en un colectivo y el volumen de dinero real o ficticio disponible.



Sería un comecocos gordo prenteder decir algo sensato, pero quedémonos con esa reflexión. El dinero es un consenso entre los administradores y administrados, y cuyo valor depende del esfuerzo que cueste conseguirlo.

Cuando hay mucho, no vale nada.

Era alguien tan pobre, tan pobre, que sólo tenía dinero.

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