El capítulo es muy largo para resumirlo, pero además de la acostumbrada avaricia de unos cuantos, la estupidez de bastantes y demás asuntos que ya nos sabemos, uno de los motivos es que hasta entonces, el dinero y los bienes corrían relativamente parejos y equilibrados (osea, que el dinero servía para comprar y vender bienes que existían de verdad) pero desde el año noventaitantos, los ingenieros financieros se inventaron los derivados, que andando que te andarás, multiplicaron por 10 o por 100 (imposible saberlo por su propia opacidad) el dinero circulante (de Bilbao y del resto del mundo, aunque parezca difícil de creer) por supuesto, todo virtual, de mentira, y que sólo servía para especular, sin ningún soporte material ni contable, sino promesas y acuerdos entre partes. Sin embargo, eso de los derivados llevaba inventado mucho, parece que desde 1600 en Japón, usando al principio el arroz como moneda, y posteriormente promesas de arroz. La hostia que se metieron parece fué aún más gorda, que por aquel entonces, y los orientales más aún, no se andaban con chiquitas, envidaban siempre a la grande.
Y en eso andamos todavía, y lo que te rondaré, morena. Menos mal que tenemos el suelo, que más abajo es difícil caerse. Pisémoslo bien.
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