Hace tiempo (nada, casi ayer) me lo preguntaba, cuando practicaba el alzapúa en la rondalla de Montearagón. Luego me lo volvía a preguntar con el Arte del Buen Tunar, en la Sertoriana, y de eso hablaba cuando citaba la peli de "El Concierto", que revisionaré alguna vez, fijo. ¿Qué tendrá la música, cómo despierta emociones y sentimientos, qué receptores acopla, qué origen y sentido biológico tiene?
Lo comentaba también el sitarista del documental de George Harrison: "No soy ningún bodhisattva, ni guru. Los políticos estaban venga a discutir y discutir, y yo sólo quería la paz. Mi música se la daba y les ponía de acuerdo en cosas. Nada más".
Y esta mañana, he escuchado la respuesta en RNE5. Clara, escueta y concisa:
La música llega donde las palabras no.
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