viernes, 14 de agosto de 2009

Receta vital

¿Curar? Mejor no enfermar
Todos los que escribimos o leemos esta revista somos profesionales sanitarios. Ocupamos el lugar de los chamanes, los que están en contacto con fuerzas y pulsiones que ocasionan disturbios en el bien más preciado que poseemos: nuestra salud y la del mundo. Mi cuerpo es lo único que tengo, considerando que yo no soy mi cuerpo, aunque me acompañe. Mi cuerpo, todo el universo físico, procede de lo que hasta ahora conocemos como “big bang”, la singularidad en la que comienza el registro de acontecimientos. Sin embargo mi conciencia no, procede de otro lugar(1); mi cuerpo, todos los cuerpos, sintonizan la “frecuencia de conciencia” oportuna en relación a su naturaleza y a la intención, que es una de las manifestaciones del libre albedrío.
En el momento actual, hemos perdido en gran medida el contacto emocional con nuestros pacientes (y también con nuestro entorno). El mundo sanitario ha adoptado, para desgracia de todos, la esfera técnico-mercantilista. Ya no nos interesan nuestros pacientes, salvo como fuente de recursos; lentamente, nuestra proyección afectiva se vuelca al disfrute, por no decir saqueo, de los bienes materiales y paralelamente destrucción del equilibrio holístico. Corrompemos todo el mundo físico, mental y espiritual. Afortunadamente hay excepciones, y espero seamos la semilla de la que germine una nueva sociedad, un mundo más humano. A ti, a mi, nos corresponde la difusión de esa simiente.
La enfermedad es la expresión de un desequilibrio. El ser humano se ha desarrollado y acomodado a una situación determinada en su nicho vital, configurada por el devenir histórico de los acontecimientos, en su, repito, cuerpo, mente y espíritu. No es posible desligarlos, ni mucho menos negar su existencia, y de que, casi con toda seguridad, la Creación tiene una finalidad, un sentido, que desconocemos, pero con el que debemos armonizar. Y la armonía máxima que conocemos es el Amor. Venimos del Amor y caminamos hacia el Amor (2,3).
El ser humano ha modificado dramáticamente (y no es una traducción de un término inglés) sus circunstancias. Hasta hace uno o dos siglos, nuestros padecimientos se derivaban de la interacción directa con nuestro entorno, que a su vez, nos protegía y nutría en un equilibrio relativamente estable. Sin embargo, olvidadas ya muchas patologías de entonces, lo que vemos en la actualidad en nuestras consultas del primer mundo son enfermedades derivadas de los graves disturbios holísticos generados por la propia humanidad. Contaminantes químicos, electromagnéticos, geopáticos; hedonismo, egoísmo, ignorancia; negación de nuestra vocación de servicio, de nuestra faceta espiritual… Todo ello entra en grave contradicción con nuestro Yo profundo.
Desde muy temprana edad, nuestros hijos se conciben, gestan y desarrollan en un ambiente lesivo. Desde el instante incluso de la concepción e implantación uterina (la propia célula germinal ya contiene en algunos casos disruptores endocrinos (4)) se les somete a interferencias químicas, alimenticias, campos electromagnéticos, odio, egolatría… Los alimentos refinados, fundamentalmente los hidratos de carbono de rápida asimilación, provocan rápidamente en nuestros hijos lesiones endocrinas y degenerativas (5,6) Otros alimentos con fuerte componente de manipulación industrial también son seriamente sospechosos de producir patologías, como por ejemplo, los lácteos (7).
Por tanto, y a tenor de las circunstancias expuestas, procedo a elaborar mi “receta” para vivir sano, tanto para ti como para tus pacientes:
1º: Come menos, especialmente proteínas animales. Los alimentos deben ser lo más naturales y ecológicos posibles. La sensación de saciedad debe ser una rara excepción. Vive con austeridad, excepto de la alegría.
2º: Haz ejercicio: es imprescindible un mínimo de esfuerzo, en las tareas cotidianas, o actividades deportivas. Debemos llegar al sueño reparador con moderada sensación de cansancio físico.
3º: Cultiva el positivismo: desenvuélvete en un marco de crecimiento emocional, tanto tuyo como de quienes te rodean. La religión, la creencia en un Dios, con todos sus defectos, es con mucho, una de las mejores bases, pero tendrás que desarrollar tus propias creencias, basadas incondicionalmente en el Amor. Y creértelas, claro.

1)- PLATÓN: LA REPÚBLICA no me lo he leído, pero es por referencias a la alegoría de "la caverna". En esa misma línea tienes a otros muchísimos: Newton, Descartes... que tampoco he leído más que referencias sueltas.
2)- BERT HELLINGUER: LOS ÓRDENES DEL AMOR. es la fuente, lo expone perfectamente, pero se entiende muy mal. Describe lo que ahora se conoce como "constelaciones familiares" que es una evolución de la terapia sistémica y de Gestalt.
3)- WEBER GUNTHARD FELICIDAD DUAL discípulo de Hellinguer, se le entiende mejor; si quieres ir rápido, lee sólo a éste.
4)- THEO COLBORN; NUESTRO FUTURO ROBADO agotado, lo vende CCOO, les compré todos, se lo regalo a quien lo pida; lo recomiendo encarecidamente.
5)- DENIS T. BURKITT: LA FIBRA EN LA ALIMENTACIÓN descatalogado, impresionante, aunque ya sólo curiosidad histórica, editado en 1973, en España lo editó Kellog's en el 95 creo.
6)- JOSE ENRIQUE CAMPILLO: EL MONO OBESO le ha dado forma clínica y científica a las tonterías que decía Montignac, describiendo lo que ahora se conoce como "síndrome metabólico" ocasionado por los alimentos refinados, fundamentalmente carbohidratos sin fibra.
7)- OLGA CUEVAS FERNÁNDEZ: EL EQUILIBRIO A TRAVÉS DE LA ALIMENTACIÓN. sólidos principios científicos, y bastantes opiniones personales. El capítulo de los lácteos, una pasada.

1 comentario:

xto dijo...

Querido Peleon.

Cada uno camina hacia donde quiere ( o por lo menos lo intenta) y nuestros pacientes son nuestros y como tales hay que mimarlos como hijos nuestros a los que vemos malitos y los curamos con mucho amor recuerde aquella cancion que todos cantabamos o nos cantaban " Sana sana culito de rana ....." donde solo el hecho del mimo te curaba.
la receta de la vida esta bien ser austeros y estoy empezando a compartir esa sensación en la alimentación pero creo que le falta en ese listado un poco de amor en todos los contextos.

La lista de libros bien, pero uno de citas para acudir en momentos de choffs