lunes, 1 de junio de 2009

Ética


Es algo que te puede llenar la boca, lo malo es que a otros lo que les llena es el otro lado. Hay que acercarse mucho a veces a olerlo, para ver bien de dónde ha salido.
También es un terreno muy resbaladizo, y los gobiernos han querido legislar, atornillar, articular, mil leyes y disposiciones, para evitar las desviaciones sociales, sin reconocer nunca que "hecha la ley, hecha la trampa". Por siempre jamás.
Los sistemas de represión social han jugado durante milenios el principal papel regulador de la conducta (además de empalar a alguno de vez en cuando). Que te pillasen era de lo peor que le podía ocurrir a alguien, y el honor era una cosa a guardar toda la vida, aunque sólo hiciese falta un ratico para perderlo. La mujer del César no sólo debe ser honrada, sino también parecerlo. Y la amenaza de ir al infierno, pues parece que funcionaba también.
Se ha levantado la veda del pillaje a todos los niveles, aunque tampoco mucho más que de siempre. El problema es el poder que las nuevas tecnologías, la disponibilidad de la información y la globalización proporcionan a algunos. Ya he dicho otras veces que ni el terrorismo ni el crimen organizado tienen solución con la actual arquitectura social. Muchos años estuve en mi Cole, como vocal de ética, y tenía que infringir la ley en casi todos los casos, para ser justo (aunque alguna vez, barriendo algo para casa, todo hay que decirlo).
Conductas que, lamentablemente, quedarán impunes para los autores (puedes añadir otras muchas):
Echar cochinadas al tabaco para aumentar la dependencia.
Vender cualquier cosa engañando (hipotecas sub-prime).
Enajenar activos en propio beneficio (Mario Conde, Ruiz Mateos, Roldan)
Vitaldent.
Una de las mejores soluciones es que, el consumidor castigue con su indiferencia a los autores o las empresas. Pero a este consumidor, lo único que le importa es que le cobren un duro menos por el producto. Que el dependiente tenga cuatro hijos paralíticos o que destrocen la bahía de Huelva se la renfanfinfla.
Recuerda tu Gran Poder, como consumidor final que eres, de ti depende mucho. Y es fácil, pruébalo.
(¿a que parezco un honrado y cumplidor ciudadano?)

1 comentario:

PedraTorta dijo...

Querido PeleOn, acabo de leer tus comentarios y las respuestas, es evidente que estamos metidos hasta las cejas en una situación planetaria un tanto delicada. Estamos rodeados de ambiciosos mezquinos llenos de codicia, (quizá te parezca exagerado tanto calificativo)puestos en una carrera desenfrenada hacia la destrucción. Yo también me atrevo a decir que la señora Gaia no tardará en dar un gran bufido y nos sacudirá de encima como un perro sacude sus pulgas. Mientras tanto pienso que nostros de forma individual no podemos dar marcha atrás para evitar la hecatombe, sin embargo en lugar de quejarnos podríamos poner algo de nuestra parte para variar, por ejemplo dejar de consumir lo supérfluo, consumir lo elemental, comer lo que crece en nuestro entorno, movernos a pie, en bicicleta o en transporte público, tener la ropa justa, las vacaciones en un lugar tranquilo cercano al lugar de residencia o, ¿por qué no en casa?. A veces me pregunto si el ejemplo de personas como Gandhi sirvió de algo. Hoy no podemos hablar de analfabetismo, el 100% de la población está alfabetizado, sin embargo se puede decir que nuestra sociedad es una iletrada, se presume de conocimientos, de datos, muchos datos, pero cuando hay que actuar de forma racional eso siempre es para los otros, "nosotros" no tenemos que hacer nada, tenemos muchos derechos, los deberes son de los "otros" y así nos luce el pelo. Si cada uno de nosotros actuáramos conscientemente y viviéramos con austeridad no daríamos oportunidad a los codiciosos de sacar dinero de quien no se lo da. Si analizamos la situación actual veremos que todo es un círculo del que nadie quiere salir. ¡Ahhh! pero en el que todos se quejan de lo mal que van las cosas.
Se me hace tarde y si me descuido no para de hablar, así que lo dejo por hoy y otro día seguiré.