Queridos Reyes Magos:
Este año quiero algo muy especial. Solo una cosa. Gracias. Y en realidad, no la quiero para mi, sino para todos los españoles.
Quiero un presidente de gobierno decente, no este indecente que tenemos. Quiero que no mienta a todas horas, ni él ni tolere las mentiras de sus colaboradores. Tampoco que ponga mentiras en boca de los demás, como que la Casa Real tenga que desmentir al propio Ministro de Exteriores cuando vuelca sobre ella sus propios e inexcusables no ya errores, sino maniobras malintencionadas de ausencia de representación institucional en actos relevantes, y que no envenene con, por ejemplo, la campaña que va a emprender sobre Franco, a la que muy taimadamente ha invitado al Rey.
Quiero recordaros, estimadas Majestades, que los inicios del actual presidente fueron esconder una urna llena detrás de una cortina, con evidentes intenciones de cambiarla por la de verdad, para ser elegido. No ha cambiado mucho, de casta le viene al galgo, tenía tablas ya en mentir a lo grande el hombre.
También quiero que no utilice los recursos del Estado para fines personales, ni que imparta instrucciones a las instituciones para que emitan informes sesgados en favor de sus partidarios. Entre esos recursos, incluyo el Falcon, los asesores, la abogacía del estado, la fiscalía, el CIS, el Congreso (presidencia, comisiones...) los medios de comunicación e incluso al propio presidente del Tribunal Constitucional y tantos otros, bochornosos ejemplos de abuso de poder.
Quiero que el nuevo presidente tenga algo de vergüenza. Que le importen los abucheos y las manifestaciones de repulsa, que le afecten. Que tenga un mínimo de empatía con los que sufren, y que cuando sea blanco de la rabia popular, como en la vergonzosa visita a Valencia, no diga luego, como tantas veces, que fueron elementos de ultraderecha, englobando en ella a todos los que no le apoyen incondicionalmente, polarizando con éste y otros muchos ejemplos a la ciudadanía. Y que ese pudor se extienda a sus familiares, que ni su mujer ni sus hermanos o familiares tengan los deshonrosos comportamientos que hacen gala los actuales.
Me gustaría que ese presidente nuevo tenga un comportamiento con respecto a nuestro entorno internacional más acorde con la ciudadanía y la posición de España en el mundo. No daré detalles, son tantos... Pero especialmente Venezuela nos está posicionando como mentirosos y traidores ante el mundo. Por favor, poned algo de cordura en este tema. Marruecos, Argelia, Mauritania... y no está donde tiene que estar.
También es necesario que, si usa el dinero de todos para crear organismos o regulaciones kafkianas, asesores o agencias de lo que sea, que éstos sean realmente útiles, y no chiringuitos para sus fieles. Hay muchos (¡muchos!) ejemplos, me saltan rápidamente unos cuantos, y que a poco recorrido que tienen, no ya la estupidez de sus dirigentes (del partido, claro) y la inutilidad de su función, sino que a menudo, consigue el efecto contrario al que pregonan: Vivienda, feminismo y género, puntos violetas, la recién creada sobre Inteligencia Artificial (el primer país que la regula y el que menos tiene) la memoria histórica con Franco incluido, competencia, mercado de valores... es que no hay día que no salgan noticias sobre la estalinización, la colectivización de toda la vida y el pensamiento único, mientras los miembros del partido viven con una generosidad y tolerancia a sus trapacerías increíble.
También quiero que, el nuevo presidente, para gobernar, consiga consensos basados en acuerdos, no en mentir y trocear el Estado, entregar patrimonio común, dividir a los ciudadanos, con socios todos ellos, ¡todos!, enemigos del bien común y amigos del beneficio exclusivamente propio. Y también, que las instituciones o símbolos que nos han unido a lo largo de la historia merezcan el respeto que se merecen, y no los destruya con saña, por incongruentes que le parezcan: La Corona, la bandera, la Iglesia, las terapias integrativas, la paternidad (de padre) el emprendimiento empresarial, los toros, la tuna...
Hay otro concepto a largo plazo que provoca una importante merma y desvalorización del capital más importante de cualquier sociedad: la ilusión. Desde nuestra más tierna infancia, los niños aprenden que sus derechos son inmensos, que la recompensa viene sin esfuerzo, que el respeto es algo que está escrito en una ley, no lo interiorizan, no reciben ejemplos morales; que mangar no es delito si no te pillan, que los okupas, mangantes, delincuentes y violentos están por encima de los honrados y que los empresarios, los hombres, los creyentes, los que no protestamos airadamente, somos malos mientras no se demuestre lo contrario.
Mención especial al reciente episodio de la DANA. Cierto es que Mazón, el presidente de Valencia haya podido cometer algunos errores, de pequeña trascendencia (a pesar de la famosa comida, el comité de crisis estaba en reunión permanente) pero en mi opinión, y saldrá, no sólo los errores, muy graves, de los organismos estatales, sino la no ya dejadez o negligencia clara del Gobierno es en gran medida, mucho más que Mazón, del desastre, no sólo de la riada sino de todo lo que está pasando después. Bajo mi punto de vista, tengo claro prevaleció más fastidiar a un gobierno del PP que solucionar una emergencia. Y sólo hay que leer la ley para deducir, sin ningún género de dudas, que el Gobierno debería haber tomado las riendas inmediatamente. Y para terminar este tema, que está y estará calentito mucho tiempo, apunto dos datos claves, aunque habrá otros muchos y falta de confirmarlos:
- El caudalímetro de cabecera dejó de enviar datos muy tempranamente. A ningún cabeza se le ocurrió pensar que había sido arrastrado por la tremenda riada.
- La directora del 112 desmintió, varias veces que hubiera cualquier situación de emergencia ante la reiterada y desesperada llamada de los alcaldes.
En cuanto al retraso en avisar y la responsabilidad de cada persona u organismo es algo con demasiados considerandos que habrá que evaluar sin prisa.
En el tema económico, las cuentas están muy muy claras. Está recaudando mediante impuestos mas de un 40% mas que cuando empezó, (y ahora entran en vigor nuevos impuestos) y aun así, la deuda pública ha subido vertiginosamente. La pandemia ya no es excusa, este elemento se está gastando todo y medio y aún no tiene bastante. Por supuesto, en beneficio de sus propios intereses, no de quienes administra. Cierto que existen indicadores positivos en la economía, pero la entrada de crédito, de liquidez, procedente de la UE es tremenda. Y tristemente, administrada por funcionarios, lo que ha ocasionado que se ha ejecutado apenas el 20% de los fondos, aunque el problema del funcionariado no es tanto suyo como histórico, pero su receta para progresar es más funcionarios y más chiringuitos. Cualquier empresario nos llevamos las manos a la cabeza de las condiciones de la hipoteca.
Lamentablemente, son demasiados ejemplos negativos que ni puedo ni quiero reflejar en esta carta, que empieza a ser muy larga y me dejo mucho, pero empieza a preocuparme seriamente, por el daño que dejará tras de sí cuando finalmente desaparezca, que desaparecerá sin despeinarse y sospecho se irá de España.