...crean hombres fuertes; hombres fuertes crean tiempos fáciles; tiempos fáciles crean hombres débiles; hombres débiles crean tiempos difíciles.
Ya hace muchos años (escrito bastantes años antes que refleja la entrada) que en mi clasificación de las drogas ponía la primera a la televisión, incluyendo ahora que ha empeorado y que además, han aparecido las redes sociales, mucho peores aún. Pero la segunda era el dinero y el poder (con lo que hemos convivido siempre, tenemos callo y masomenos sabemos manejar) y la tercera la vida fácil. Cuando yo era pequeño (cada vez hace más) los niños ricos eran tontos, porque lo tenían todo y no valoraban nada. Pues ahora, casi todos los niños, desde hace mucho, son y han sido ricos y tontos (los míos y de mi entorno, afortunadamente poco)
Estoy cansado de gente, sobre todo niños, pusilánimes, en el sentido de que sólo les preocupa lo que les hemos inculcado: el hedonismo. Todo es fácil, nada cuesta, no saben gestionar el fracaso, negociar, renunciar a cosas...
Los listos y fuertes son denostados y se les quita relativamente la justa recompensa, y como metas agendas woke, ni te cuen. Me parece genial el libro "Por qué fracasan los países", de Aaron Acemoglu. El capitalismo extractivo, heredero del feudalismo, es el principal freno al desarrollo, a la felicidad y a la vida plena. Pero cuando se pasan, que en estos momentos por aquí (Europa y sobre todo España) se están pasando (poco o mucho, depende de quién) pues lo mismo, frenan cualquier construcción de futuro y abocan a la destrucción y desaparición (eso en el feudalismo, por propio interés, es poco frecuente). Y los políticos, cobardes e irresponsables, elegidos por quienes único interés es el propio.
Por supuesto, en el punto medio está la virtud: políticas inclusivas (antónimo en ese libro de extractivas) crean futuro y felicidad. Pero de todo puede pasarse uno, hasta de rezar.
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